Este año también celebraremos las Bodas de Oro Sacerdotales de Su Eminencia Reverendísima Baltazar, Cardenal Porras. Foto: Ramón Pico
por: Eduardo Soto
Se dice que la recordación de aniversarios tuvo orígenes religiosos, para traer de nuevo al espíritu las fechas del sacrificio de los mártires. En nuestros días, su uso es más extendido y cuando recordamos solemnemente algo o a alguien, decimos que estamos conmemorando.
Pues bien, este año tenemos la feliz coincidencia de conmemorar no solamente el Cincuentenario de la Plaza de Toros de Mérida, sino también las Bodas de Oro Sacerdotales de su Primer Aficionado, Su Eminencia Reverendísima Baltazar, Cardenal Porras.
El tiempo de Dios es perfecto, pero no tanto el de los hombres y ha debido haber una más estrecha relación entre las dos efemérides, pues ambas se refuerzan mutuamente, pero aún no se ha cerrado esa ventana.
El Pastor, cuya personalidad, pletórica de sencillez, conocimiento y bondad, genera o reaviva querencias religiosas adormecidas y la Monumental Román Eduardo Sandia, templo donde se forja la afición taurina de la Ciudad de los Caballeros.
Siempre han sido loables los esfuerzos de nuestro Clero en la lucha contra las dictaduras, como son dignos de reconocimiento los empeños de la afición venezolana por no dejarse arrebatar la Fiesta Brava.
Devoción y Afición han ido siempre mano con mano y al combinarse producen una sinergia, que podría favorecer mucho ambas causas.
Los Andes son el bastión de la esperanza taurina del país, de la resistencia contra la tiranía y existen señales prometedoras que aconsejan redoblar esfuerzos en las dos jurisdicciones.
Pero tenemos aún que superar obstáculos muy complicados, para lo cual es indispensable la colaboración de todos, sin olvidar que la parte más oscura de la noche es la que precede al nuevo amanecer.
Eduardo Soto, A.T.T.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario