El color del envés del percal: gualda (amarillo que se obtenía antiguamente de la flor del mismo nombre), se viene cambiando a un morado basado en una creeencia Foto: Peruano Andrés Roca Rey (izq) y su compatriota el futbolista Juan Vargas.
* Está comprobado que los toreros que han recibido cornadas mortales vestían trajes de color azul, rosa o grana.
Columna: RETAZOS TAURINOS
por: Eduardo Soto
•Hay una extendida creencia en el mundo taurino que el color amarillo trae consigo mal fario, es decir, infortunio, mala suerte o sencillamente muerte. No hay razones que avalen esta superstición, pues está comprobado que los trajes más usados por los toreros cuando han recibido cornadas mortales, son más bien el azul, el rosa y el grana. Aparentemente, la identificación del color amarillo con mal fario tuvo su origen en el teatro francés, en la última obra de Moliere, El Enfermo Imaginario, estrenada en 1673 en Paris. En la representación de la obra, el autor, que estaba tuberculoso, sufrió un ataque letal de hemoptisis y Moliere estaba vestido de amarillo cuando sucedió la tragedia.
Esta creencia ha llevado a muchos toreros a cambiar el color del envés del percal del color gualda (amarillo que se obtenía antiguamente de la flor del mismo nombre) a un morado que, a mi manera de ver y para no ir más allá, mucho desluce el aspecto del capote de brega.
Existen también anécdotas taurinas que hacen aparecer al color amarillo como portador de mavita. Quizás la más famosa de todas es la que se refiere a la trágica tarde en que perdió la vida el diestro mexicano Alberto Balderas, corneado por un burriciego de Piedras Negras, en la antigua plaza de El Toreo, en diciembre de 1940. El toro le reventó el hígado y le partió la vena hepática, causándole la muerte casi instantáneamente. Resulta que Balderas lucía un terno canario y plata, el novillero que esa tarde apadrinaba en su alternativa el matador mexicano, vestía también de amarillo y oro y, para complemento, varios miembros de las cuadrillas usaban trajes en distintas tonalidades de tal color. Esa tarde había un total de seis toreros que utilizaban el fatídico amarillo, lo que hizo pensar que, sin duda alguna, ese color atraía la desgracia.
•No obstante, es de recordar que Pepe Hillo, el día de la tragedia en la Plaza de Alcalá, vestía de azul y plata; Manuel Granero, cuando lo mató, también en Madrid el toro Pocapena de Veragua, iba trajeado de azul noche; el sevillano Ignacio Sánchez Mejías, aquella corrida en Manzanares, A Las Cinco de la Tarde, vestía de azul cobalto y oro; y azul oscuro y oro eran los trajes de Paquirri en Pozoblanco, cuando el fatal percance con Avispado de Sayalero y Bandrés; y el de El Yiyo en Colmenar Viejo, cuando Burlero de Carlos Núñez le cegó la vida.
•Por otra parte, Pepete vestía de rosa coral y oro, cuando en Madrid le partió el corazón el miura Jocinero; Manolete usaba un terno rosa pálido la tarde de Linares; y Pepe Cáceres en Sogamoso, vestía de rosa y plata.
•De grana y oro vestían el día de su muerte Joselito en Talavera de la Reina, Manuel Báez Litri en Málaga y el mexicano Eduardo Liceaga en la Plaza de San Roque en Cádiz. El traje grana y oro siempre se ha considerado el más torero, signo de valentía y el más arriesgado. Al respecto, existe una anécdota del célebre Cúchares, quien le dijo a su hijo Currito, cuando estaba lidiando un toro que ya lo había volteado varias veces le señaló: ¡Cómo no te va a coger el toro hijo, si vas vestido de muleta!
•De blanco y azabache vestía el novillero riojano Ángel Soria, cuando lo mató el novillo criollo Pollopelón de la Hacienda Márquez, en las Arenas de Valencia, a orillas del Cabriales, en 1948. Tragedia que inspiró un pasodoble del Maestro José Reyna que grabó Alfredo Sadel, el tenor favorito de Venezuela y gran aficionado a la Fiesta Brava.
•De verde iba el banderillero valenciano Mario Canet, Llusío, cuando lo liquidó en Madrid el miura Chocero en 1875, al igual que El Espartero cuando lo mató Perdigón, también de Zahariche, en 1894. Más recientemente El Pana, cuando sufrió la voltereta que lo dejó cuadripléjico, iba vestido de verde hoja y azabache; y Víctor Barrio, joven torero en la flor de la vida, cuya trágica desaparición acongoja no solo a la familia taurina, sino a todos los seres de bien del mundo entero, usaba un terno grana y oro, muy alejado de cualquier tonalidad amarilla.
•Se pudieran seguir enumerando tragedias y colores, pero basten los señalados para indicar que la suerte y el destino no dependen del abanico cromático de los trajes de torear, sino de algo mucho más complejo, que ciertamente escapa a los fines de estos simples retazos.
•Los colores taurinos, tiene denominaciones muy particulares. Entre los que registran un mayor número de matices son el Azul y el Morado, pues entrambos tienen casi una veintena. Encontramos algunos con connotaciones religiosas, como Nazareno, Cardenal, Obispo y Purísima, que es un azul muy tenue, que recuerda el color del manto de la Virgen de Loreto. Otros tonos de Azul son el Añil, Cobalto, Pavo, Rey, Marino, Turquesa, Eléctrico, Celeste y Azul Noche. Entre las variaciones del Morado, encontramos al Lila, Berenjena, Uva, Malva, Púrpura y el Solferino, color morado rojizo, que recuerda la batalla del mismo nombre, cuyo horror al ver miles de heridos sin recibir atención de ninguna clase, motivó al suizo Henri Dunant a fundar la Cruz Roja Internacional, en 1863.
•Por cierto, existen colores cuyo nombre se usa en tauromaquia, pero no para designar trajes de torear, como el negro que se denomina más bien azabache, catafalco, luto o ébano. Sin embargo, se aplica a los cornúpetas, pues encontramos que un toro puede ser negro zaino, mulato o azabache los cuales, a su vez, pueden ser negros bragados, meanos, burracos o salpicados. El color rojo pasa a ser sangre de toro, grana, carmesí o bermellón e, incluso en sus tonalidades más oscuras, Corinto y Granate. Por supuesto, que no existen toros de pelaje rojo, a lo más que se llega es a colorado, que cuando es muy acentuado se conoce como jijón o retinto.
•El rojo nunca se utiliza para designar trajes de luces. La gran mayoría de la población venezolana quisiera que tampoco se usara como símbolo de una tolda política que está causando mucho daño al país y quedara solamente como el de la franja del Tricolor Patrio, que nos pertenece a todos por igual. ¿No les parece?
Eduardo Soto
Gracias por sus conocimientos, así se hace afición y didáctica taurina.Oscar Sánchez Campos
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