Víctor Barrio (foto) era amigo de el noviillero Antonio Suárez: “Tuto”; compartían piso y entrenaban los dos. Foto: gahirupe.com
por: Kike Rosales
Cuando mamá se nos fue tenía las manos de ella entre las mías; mientras, mi hermano David estaba con la cara consternada pegado a la pared de la habitación del centro de salud; son las primeras imágenes de ese triste día; sonó a las doce meridiano el piiiiii de una máquina y una frase de un médico resumía todo, “Miriam ha muerto”.
En los toros la muerte también hace el paseíllo, no sabemos dónde anda pero a pesar de no mencionarla está allí, oculta, agazapada esperando dar un salto para hacer su presencia.
Amenodoro Suárez con lágrimas me informaba la muerte del joven matador Víctor Barrio, además para mayor dolor era amigo de el noviillero Antonio Suárez: “Tuto”, su hijo que está en España tratando de ser torero. Compartían piso y entrenaban los dos es decir que la camaradería estaba presente a diario.
Esa sensación de la muerte cuando aparece ante un torero nos pone de manera tensa ante una realidad inocultable.
Entonces salen las estupideces que dicen los de por sí estúpidos anti taurinos que pareciera que gozaran una muerte ajena.
Qué pena con ellos, que cagada de vida de esos que no saben que a esto se le dice arte (entre otras cosas) porque en ese escenario de arena, mueren los hombres de verdad.
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