Lorenzo Garza es el único mexicano que ha cortado rabo, en toda la historia del toreo en La Plaza de las Ventas de Madrid. Foto: Cortesía - elhorizonte.mx
por: Eduado Soto
Triunfos americanos en Las Ventas
Al dar un vistazo al desarrollo de la torería en nuestra América y su proyección al Viejo Continente, es interesante repasar las Puertas Grandes que han obtenido nuestros diestros en la plaza más importante del mundo, la Monumental de Las Ventas de Madrid.
Es de rigor comenzar este recorrido por el mexicano Lorenzo Garza y el colombiano César Rincón.
El Ave de las Tempestades fue el primer torero azteca y americano en salir por la puerta grande y el único que ha cortado un rabo hasta la fecha, accediendo al selecto grupo que ha logrado tal hazaña, compuesto tan solo por diez toreros, que han cercenado los doce rabos en toda la historia de la plaza.
Se dice que salir por la puerta grande de Las Ventas es una odisea y cortar rabo un milagro. Pues bien, este grupo de toreros milagrosos lo encabeza nada menos que Juan Belmonte, quien cortó dos rabos en 1934, el primero en la mismísima corrida inaugural de Las Ventas. El único que ha podido igualar tal proeza es Manolo Bienvenida, si bien en años diferentes, 1935 y 36. Su hermano Pepe, cortó también rabo en la Corrida de la Victoria en 1939, con un crespón negro que recordaba la muerte de Manolo, acaecida el año anterior. Los otros diestros de la exclusiva lista son Marcial Lalanda, Alfredo Corrochano, Domingo Ortega, Vicente Barrera y Palomo Linares, quien cortó el último rabo en 1972, el cual fue polémico.
Quisiera resaltar que Lorenzo Garza y Curro Caro, cortaron sendos rabos en la misma tarde, el 29 de septiembre de 1935, a dos astados de Martín Alonso, siendo la única corrida en Las Ventas en que se hayan obtenido por partida doble. Sin embargo, un acontecimiento de este calibre, parece haber sido condenado al olvido, quizás por haberse sido corrida de ocho toros y que los rabos fueron cortados al séptimo y octavo, pero habría que recordar también que en el cartel figuraban cuatro toreros.
Por su parte, el Maestro bogotano César Rincón realizó otra hazaña nada fácil de lograr. En 1991, salió dos veces seguidas por la puerta grande durante la Feria de San Isidro, repitió en junio y octubre, para un total de cuatro, siendo el único torero en la historia de Las Ventas que lo ha conseguido en la misma temporada. Posteriormente, en 1995 y 2005, agregó dos más, para acumular un gran total de seis puertas grandes en la plaza madrileña. La proeza de cuatro dinteles de honor en un solo calendario, no ha podido ser igualada por diestro alguno. Los que han conseguido tres son Paquirri en 1969, Andrés Vázquez en 1970 y López Simón el año pasado.
Por lo que a Venezuela respecta, los miembros más destacados de nuestra torería, César y Curro Girón, cruzaron en diez oportunidades el portal de la gloria, cinco por cabeza, en los años 50-60. Si sumamos la de Morenito de Maracay en 1987, el país tiene un total de 11 puertas grandes en su haber. Es de recordar que lo conseguido por los dos hermanos de la Dinastía Girón, solamente es superado por la Dinastía Bienvenida, pues entre los tres hermanos mayores: Manolo 4, Pepe 3 y Antonio 11, acumularon 18 puertas grandes.
Si nos vamos a México, el principal país taurino de América, ya comentamos los singulares laureles de Lorenzo Garza, quien cruzó dos veces la puerta grande en 1935. Diez años más tarde Fermín Rivera consiguió hacerlo en una oportunidad. Carlos Arruza, es el torero mexicano que la ha disfrutado más veces, al conseguir atravesar en triunfo la ansiada puerta grande en tres años sucesivos: 1944, 45 y 46. Luego encontramos a Juan Silveti, hijo del Tigre de Guanajuato y miembro de una dinastía torera que aún tiene un representante activo en los ruedos, quien la obtuvo dos veces en 1952. Antonio Lomelín la logró en 1970; y Eloy Cavazos, salió dos veces por la puerta grande en 1971 y 72.
Es de señalar, que la Plaza Monumental de Monterrey lleva el nombre del famoso diestro del patio, Lorenzo Garza, y que Eloy Cavazos, Manolo Martínez y Curro Rivera, conformaron la trilogía torera regiomontana, que dio lustre a la Fiesta Brava del país azteca en las décadas de los 70 y 80.
El Perú es el otro país americano, cuyos diestros han abierto puerta grande en Madrid. El torero Raúl Ochoa, Rovira, único diestro nacido en Argentina y nacionalizado peruano en la década de los cuarenta, logró salir airoso en Las Ventas por tres años seguidos: 1947, 48 y 49.
La última puerta grande abierta por un torero de nuestro continente, pertenece a Andrés Roca Rey, el mes pasado en la Feria de San Isidro. El diestro peruano, con apenas 19 años de edad, la logró el 13 de mayo, en la corrida confirmación de su alternativa, que había tomado en Nimes ocho meses antes. El limeño ha entrado como una tromba en el escalafón superior, con embate directo a los altos niveles de la tauromaquia mundial y acaba der ser designado torero revelación de la Feria de San Isidro 2016. El listón tan elevado que han alcanzado sus actuaciones, hace presagiar que, si ayuda la suerte, va a representar un serio reto para la hazaña del Maestro César Rincón quien, seguramente, es el primero en desearle una larga carrera de éxitos, al igual que la afición taurina de todo el continente.
De esta manera, nuestra América Taurina ha acumulado 31 puertas grandes en la Catedral Mundial del Toreo. Su número se irá acrecentando con la nueva hornada de jóvenes diestros que se preparan para dar un aldabonazo en la Fiesta Brava. Entre los nuevos valores tenemos otro peruano, Joaquín Galdós, quien va a doctorarse en Istres este mes; el mexicano Luis Alberto Adame, hermano menor de Joselito; el colombiano, paisa de Medellín, Juan de Castilla; y los venezolanos Jesús Colombo y Manolo Vanegas, quienes están a punto de culminar su etapa novilleril en Europa y, recientemente, Reinaldo Gil, El Táriba, quien viajó a España hace un par de semanas, los tres oriundos del Táchira en los andes venezolanos.
Es de bien nacidos ser agradecido, hay que reconocer a este respecto la cooperación valiosa del Círculo Bienvenida. Que a todos acompañe la suerte, pues son la esperanza de la torería del continente. ¿No les parece?
Eduardo Soto
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