El hierro y la divisa son dos distintivos de una Ganadería de lidia. La imagen pertenece a una nueva ganadería venezolana El Palmar de La Sierra.
por: Enrique Barrios Barrios
HERRADERO EN LA DEHESA.-
Los criadores de reses bravas, con el fin de identificar a los becerros paridos por la vacada, proceden a imponerles unas marcas a fuego sobre la piel, que generalmente colocan en el costillar del animal. En esta parte del cuerpo dejan grabado un número; luego en la paletilla marcan el año del nacimiento (caso de España) y en el anca señalizan el hierro de la ganadería.
Anteriormente se herraba a mano, sujetando a cada becerro entre varias personas. En la actualidad se hace uso de un cajón que inmoviliza a las crías, haciéndose más fácil por tal motivo, la ejecución de esta labor. Así se cumple la técnica para agilizar el trabajo en la oportunidad de efectuar el herraje, en aquellas ganaderías de rebaño numeroso.
En algunas fincas, los becerros y las becerras salen del acto donde se lleva a cabo el herradero reluciente de plata, como consecuencia de que al final del operativo se les aplica un espray que se prepara con aluminio micromizado, para ayudarlos a secar o cicatrizar la costra y permitirles asimismo, que ésta se desprenda con facilidad.
DIFERENTE SIGNIFICADO DE LA SEÑAL.-
En España, el ganadero albaceteño Don Juan Moreno Román, propietario de la ganadería Los Chospes, cuando marca al animal en la parte superior del anca, está indicando que el becerro lleva sangre del ganado perteneciente a Luis Algarra, en tanto que si la marca va puesta en la parte inferior, se trata de señalar que la procedencia es de Jandilla, o sea que en estos casos, la marca nos permite identificar diversas líneas del mismo encaste de la ganadería.
FECHA DEL HERRADERO.-
La casi totalidad de los fundos ganaderos, dispensan inmensa complacencia a la actividad mediante la cual se efectúa el herradero de la finca respectiva y aprovechan la ocasión, para invitar a algunos familiares o aficionados taurinos más allegados a los propietarios de la ganadería, por tratarse de una estampa campera con tradición y arraigo en el medio rural donde se crían los toros de lidia.
La colocación de las marcas y señales está previsto que se efectúe en toda la becerrada, cuando ésta se encuentre entre los once o doce meses de edad, realizándose además de las grabadas al fuego las correspondientes marcas en las orejas. Una circunstancia propia de todo herradero es el olor a pelo quemado, lo cual le imprime autenticidad y lo hace inolvidable.
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