Única arepera en su estilo en Mérida.
Siete años cumple un lugar de encuentro y reunión de taurinos en Ejido, bajo la administración del conocido aficionado Carlos Alonso Albarrán. Foto: Eduardo Lázaro.
por: Rubén Dario Villafraz
Fotos: Eduardo Lázaro
MÉRIDA.- Poco a poco se ha ido consolidando un nombre entre los aficionados taurinos más consecuentes. Es frecuente verlo en citas de relevancia como la Feria del Sol, Feria de Tovar, Feria de San Sebastián, Feria de Valencia o Feria de La Chinita, sin incluir otros festejos menores en diferentes plazas de la geografía regional, como del mismo modo visitas a ganaderías cercanas como La Cruz de Hierro o Rancho Grande. Su afición le viene de joven, cuando incluso soñó con ser “torero”, algo que no le impidió seguir su camino como comerciante. Sabe que una pasión hay que llevarla de manera consecuente y disciplinada, sin olvidar el bien sentido de actualidad que debe de imperar.
Se trata de Carlos Albarrán, quien, con el esfuerzo de su trabajo, ha convertido una arepera en punto de encuentro de taurinos, locales o foráneos. En sus paredes cuelgan carteles, cabezas, e incluso afiches que hacen de éste un ambiente exclusivo y único. No en vano ha dedicado esmero para ello. «Todo comienzo es muy duro, y para ello quiero rendir méritos a mi señora esposa quien junto a mí, ha luchado en momentos tan difíciles; exactamente cuando cumplimos siete años en esta brega de todos los días. Muy humildes, hemos escalado hasta llegar a lo tenemos actualmente, con miras a seguir expandiendo algo que es resultado del trabajo hecho con esmero».
No olvida sus raíces lo que en parte hayan hecho tomar tal camino al momento de elegir decoración a su establecimiento. «Como tovareño que soy, siempre he gustado de la fiesta brava, y fue meta que cuando contase con un establecimiento comercial, su decoración haría referencia a lo taurino; es algo que se lleva en la sangre» señala a primeras Albarrán, haciendo un alto en sus labores, tras la barra.
Numerosos personajes del mundo del toro ya saben lo que es comerse en este sitio, un buen bocado arepero: «Por acá han pasado ilustres taurinos como los Drs. Germán Uzcátegui Rivas o Zelin Peña, críticos taurinos como “Arteaguita” o incluso toreros como Rafael Orellana o Alexander Guillén; así mismo, ganaderos como Orlando Echenagucia, Ricardo Ramírez o Fabito Grisolía, entre otros más, sin olvidar a un gran comunicador social como es Don Omar Dávila Araque, pasando por maestros de bandas taurinas, subalternos… en fin, muchísima gente».
Carlos Albarrán no se detiene para mantenerse actualizado sobre lo que sucede en el lío del toro en nuestro país, y por ello no escapa el que dé una opinión interesante: «Se encuentra en un momento muy delicado, dado los embates de los antitaurinos, aparte de ser cada día un espectáculo muy costoso si en verdad queremos ver a las principales figuras. Aparte de ello, se recurre a veces a faltarle el respeto por parte de las propias autoridades, lo que quita interés y seriedad a lo que algunas veces se ve en el ruedo. Es urgente la unión de todos quienes integramos este círculo, en este caso: Toreros, ganaderos, subalternos, empresarios y comisiones taurinas».
TRIBUTO A UN LEGADO QUE AUN PERMANECE
Fue sin duda una de las ganaderías de bravo más importantes que ha tenido el país; en sus potreros de Jají, vieron luz numerosas camadas de toros que hicieron de los ruedos venezolanos un patrimonio de bravura. Es el nombre de La Carbonera, a la cual Carlos Albarrán ha querido rendir tributo mediante un proyecto que tiene en mente para llevar a cabo.
«Se trata de una ampliación de este establecimiento, donde va a tener lugar un salón tipo tasca, que va a llevar por nombre La Carbonera. En él se atesorarán muchos recuerdos de esta gran vacada, como es el caso de varias cabezas de toros célebres, hierros, fotografías, carteles donde lidió y en fin, otros detalles más que se han adquirido del propio ganadero: Fabito Grisolía, por intermedio del “Chato” Plaza».
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