La labor educativa de José Ernesto se pierde de vista, en liceos y colegios de Tariba y San Cristóbal, en la Universidad Catolica del Táchira.
La mañana de este 12 de Octubre, día histórico por demás, comienza con la infausta noticia del fallecimiento de uno de mis grandes amigos y compañeros. Ha partido de este mundo José Ernesto Becerra, una persona extraordinaria, un amigo sincero, un intelectual de gran valía, un educador a tiempo completo, un tachirense singular.
Forjó junto a su esposa Ledis Morales, un hogar ejemplar, centro de amor, solidaridad y luz, en pleno corazón de la perla del Torbes. Lugar obligado de encuentro, en nuestras peregrinaciones a las Virgen de la Consolación, por su extraordinaria cordialidad y por su proximidad a la basílica.
Sus hijos María Angélica y Ernesto José son fruto y testimonio amoroso de ese hogar Cristiano.
Me unió a él una amistad de toda la vida. Desde nuestros tiempos de estudiantes, la universidad nos encontró y nos permitió descubrir nuestro apego a los valores humanistas y cristianos, nuestro compromiso con la democracia, y con el desarrollo humano, nuestro interés por la historia y otras disciplinas del pensamiento, y nuestra vocación por la educación.
La labor educativa de José Ernesto se pierde de vista, en liceos y colegios de Tariba y San Cristóbal, en la Universidad Catolica del Táchira y en el diverso grupo de organizaciones e instituciones donde enseñó con pasión a tantos jóvenes venezolanos.
Historiador de densa formación y de fructífera obra . Su aporte al sostenimiento y desarrollo de la Académica de Historia del Táchira, donde ocupó todos los cargos, incluida la presidencia, quedara como un legado para las futuras generaciones de tachirenses y venezolanos.
José Ernesto, como hombre de principios democráticos solidos, luchó por la vigencia en nuestro país del estado de derecho. Formó parte de la democracia cristiana del Táchira. Su aporte en la formación política, en la organización electoral y en la defensa de nuestros ideales fue permanente a lo largo de su existencia.
Al terminar su tránsito vital por este mundo, no puedo menos que agradecer y reconocer sus valiosos aportes a la larga lucha, que por más de cuarenta años hemos librado en tierra tachirense. Agradecer su amistad, su acompañamiento, su aporte siempre desinteresado en las luchas democráticas y en los trabajos cumplidos en procura del bien común.
En mi gestión de gobierno, en el Táchira, ofreció su aporte intelectual y su cuidadoso examen de los documentos y comunicaciones, que debían emitirse desde el despacho oficial.
Es suya la producción intelectual de la revista histórica y testimonial, editada por mi administración, con ocasión de la inauguración de los trabajos de restauración de la centenaria residencia oficial de los gobernadores del Táchira.
Su aporte a la labor de difusión del pensamiento tachirense y venezolano, desde el Fondo Editorial Simón Rodríguez de la Loteria del Táchira, donde se desempeñó como Presidente en mi gobierno regional es de alto valor. Más de cien obras publicadas muestran su interés por promover el libro como base de nuestra cultura.
En fin, estás notas matutinas se quedan cortas para destacar la recia y fructífera personalidad de mi amigo José Ernesto.
Con ellas hago llegar a su esposa Ledis, a sus hijos María Angélica y Ernesto Jose, a todos sus demás familiares, vecinos y amigos, mis sentimientos de pesar y mis condolencias, que son también de mi esposa y mi familia toda, pues José Ernesto siempre fue un amigo querido en nuestro hogar.
Tariba y Táchira pierden hoy a uno de sus buenos hijos.
Que en Paz Descanse hermano José Ernesto.
Caracas 12 de Octubre de 2021
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