El fulano en cuestión no parece tener más luces que un Dúmper, pero está soportado por organizaciones mucho más largas, que saben cómo bombardear un sector por la vía de los suministros, sin hacer el menor ruido. Y es esto lo que preparan: le van a poner una bomba al altar de San Ignacio. San Ignacio Frauca, que si los que mandan en estos reinos de taifas que dicen llamarse tauromaquia no han visto el detonador, tampoco podemos pedirles que descifren la metáfora.
San Ignacio porque ha sido él, el director del Canal Toros, el que ha hecho posible la Gira de Reconstrucción que ya le mangonearon entonces llamando unión del sector a dejar medio kilo a la Fundación y repartirse otro kilo y medio por matar cuatro chotos en cuatro plazas sin público en los tendidos. El que importaba estaba al otro lado del televisor, abonando el territorio Frauca para que él pudiese colaborar en la verdadera reconstrucción de este año, poniendo a los empresarios la tela que les faltaba para no palmar pasta. Por eso lo elevaron a los altares. Y no es de extrañar. Él, buscando soluciones para su negocio -que vive principalmente de las retransmisiones en directo-, ha hecho más por la reconstrucción que la mayoría de profesionales que dicen llevar por bandera la dignidá.
A ese altar tan merecido le han colocado un artefacto explosivo los terroristas del Comando Bambi que pretenden cambiar nuestro modo de vida. Les habrá enseñado Otegui, amigo de expertos en el asunto y ahora socio blanqueado por esta caterva de sinvergüenzas habilitados por el que no quiere abandonar el poder. Y el sector los ha visto zascandilear por aquí y por allí, debajo incluso del ara que ahora se quieren cepillar para cepillarse el toro. Pero ni cuenta se ha dado de esta pequeña aportación a la Ley de uno mucho más listo:
Ese Título IV, que se deja caer como de soslayo mientras se pone el énfasis en otras cuestiones, es el que puede acabar con los toros. Si la tauromaquia no puede exhibirse en televisión, el Canal Toros que dirige San Ignacio no tendrá razón de ser ni contenido que lo justifique, por lo que Movistar -que mira por una cuenta de resultados y no es ninguna ONG- terminará prescindiendo de un canal que no tiene licencia para justificar su temática. Se la arrebata esta Ley que van a aprobar en breve el Comando Bambi y los apoltronados del Gobierno. Una bomba que ya está colocada bajo el cimiento de lo que queda del llamado sistema.
De esta forma, la nutrida aportación económica con la que Toros regaba la semilla replantada del toreo se esfumará de inmediato, los empresarios dejarán de cuadrar cuentas y ya no les merecerá la pena continuar en un negocio que los lleva a la ruina. Porque, además, ningún niño se hará aficionado viendo la tele con su abuelo, su tío o su padre; las gestas de los más grandes de este sector dejarán de mostrarse al público, y el contenido de cada feria se perderá en el puñado de viejos que acudan a los últimos festejos; los medios no tendremos recursos para cubrir -como hacemos hoy- cada feria y cada plaza donde se celebren festejos, y moriremos por inanición de contenidos; y, por último, el escalafón no se renovará porque no tendremos ni repajolera idea de quién está anunciado en los carteles. Será la muerte del sector por incomparecencia. Y ocurrirá, no les quepa duda, si esta Ley llega a aprobarse.
Pero aún no hemos visto a nadie pronunciarse sobre ella, ni organizar escraches públicos a los que la están perpetrando, ni fletar autobuses desde todos los rincones de España para plantarse en la Dirección General a estos efectos para hablarle al chungo podemita de dignidá, y de respeto y de no se sabe bien cuántas cosas más.
Y eso que aquí también están en juego los derechos de televisión…
P.D.: Recordemos que aunque en el tercer punto de las Disposiciones Generales se afirma que en un primer momento este anteproyecto no afecta a la tauromaquia, con tan sólo una pequeña modificación futura, el toreo podría verse afectado de lleno, y la derogación de ese punto 3 de su Título preliminar supondría la eliminación completa de esta actividad.
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