10/5/19

El Motín de Almagro: La tarde del petardo de Cagancho

El más grande alboroto que haya tenido lugar en la historia del toreo.Foto: blog toreoenredhondo

** "El Fundi" es el presidente de la Unión Internacional de Escuelas Taurinas con institutos de España, Francia, Portugal y Mèxico.


Columna: RETAZOS TAURINOS (LI)

por: Eduardo Soto Alvarez.



• Joaquín Rodríguez, Cagancho, gitano y artista, era idolatrado por la afición, que daba cualquier cosa por verlo torear; así pues, cuando se anunció en Almagro, pequeña localidad cerca de Ciudad Real, en agosto de 1927, hubo conmoción en toda la comarca y la plaza estaba llena a reventar una hora antes del festejo.

Los toros eran de Pérez Tabernero y completaban la terna Antonio Márquez y Manuel del Pozo, Rayito. Pero el gentío deliraba por ver a su ídolo, los alternantes servían simplemente de relleno y la espera se prolongó hasta el tercer toro, el primero de Cagancho.

El gitano intentó darle un pase, el burel lo desarmó, entonces entró a matar de inmediato y le llevó nueve pinchazos y cinco descabellos acabar con el animal. Pero esto fue lo mejor que hizo en toda la tarde, pues al salir el último toro, Cagancho entró en pánico, tampoco quiso lidiarlo, sacó una enorme muleta y a hurtadillas, aprovechó el pase para darle un espadazo en el vientre, el toro se revolvió, el torero tiró los trastos, corrió hacia el burladero, desde allí siguió dándole pinchazos, hasta que sonaron los tres avisos, los ignoró y continuó acribillando sin suerte al pobre toro, al que por fin descabelló un subalterno.

A todas estas, el público había invadido la arena y acorraló a Cagancho, quien intentó huir blandiendo el estoque, hasta que lo rescató un destacamento de Caballería, que despejó el ruedo por la fuerza y el diestro se refugió en la Alcaldía, pues los disturbios continuaron en los alrededores del coso.

El enojo de la gente se había exacerbado, por la larga espera apretujados en la plaza, un calor canicular que trataban de combatir con vino y la profunda decepción ante el colosal petardo de Cagancho, el cual pasaría a la posteridad, como El Motín de Almagro, el más grande que haya tenido lugar en la historia del toreo.


• Todos recordamos a Pedro Pineda, matador de toros maracayero y factor fundamental en la cantera de Aragua que, según los entendidos, se caracterizaba por un toreo basado más en la técnica y el dominio, que en la gracia y la floritura. Pues bien, Pedro Pineda, quien había desfilado como arenero, en el paseíllo inaugural de la Maestranza de Maracay en 1933, tomó su Alternativa en el Nuevo Circo de Caracas en 1941, precisamente de manos de Joaquín Rodríguez, Cagancho, el controvertido torero gitano.

• Por cierto, han existido dos toreros famosos con igual nombre, pero diferentes apodos: Joaquín Rodríguez, “Costillares”, hombre preocupado por organizar la tauromaquia y creador del volapié, quien murió en 1800; le siguió más de un siglo después “Cagancho”, el Gitano de los Ojos Verdes, que enloquecía a los públicos, por razones contrapuestas, faenas o petardos.


• José Pedro Prados “El Fundi”, director de la nueva escuela madrileña de tauromaquia José Cubero “Yiyo”, ha sido elegido presidente de la Unión Internacional de Escuelas Taurinas, organismo creado en enero de 2019, con institutos de España, Francia, Portugal y México. Seguramente, la gente ligada a las escuelas taurinas venezolanas, habrá tomado nota con interés, de la existencia de esta nueva institución internacional.


• El diestro regiomontano Lorenzo Garza, tomó dos veces la alternativa, tenía dos sobrenombres y armó al menos dos broncas que todavía se recuerdan. La primera alternativa la tomó en Santander, en 1933, concedida por Pepe Bienvenida, a la cual renunció, pues no le fue bien; la otra en Aranjuez, al año siguiente, cuando le entregó los trastos nada menos que Belmonte.

Lo llamaban Lorenzo El Magnífico, como el Médici del Renacimiento florentino, por el arte que desplegaba en sus faenas; y El Ave de las Tempestades, por el petrel, que solo abandona su nido cuando hay signos de tormenta en el horizonte. Aparte de sus tardes memorables, hubo dos actuaciones que evidenciaron, de manera especial, su borrascoso temperamento. En una ocasión, se encaramó al tendido espada en mano, para encararse con un aficionado, que algo ofensivo le habría dicho; en la otra, alternando nada menos que con Manolete, pegó tal petardo, que el público destrozó carteles, quemó almohadillas, arrancó el reloj de la plaza y el Ave tuvo que anidar esa noche en la cárcel, vestido de luces.

En mayo de 1949, Lorenzo Garza se presentó en Maracay, en un mano a mano con su paisano Luis Castro “El Soldado”, con toros de Mondoñedo y esa tarde el Ave cortó la primera pata concedida en los dieciséis años de existencia de la Maestranza. Por cierto, tres meses antes, le había dado la Alternativa al carabobeño Alí Gómez, El León de Camoruco, en la Monumental de México.

Eduardo Soto Alvarez.

09/05/2019

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