En el Festival Taurino del sábado 15, con buenos ojos observamos al grupo de alumnos de la Escuela Taurina Merideña . Foto: Comana
por: Giovanni Cegarra
En medio del vaivén en que se encuentra, producto de que los se creen amos y señores de ella, no quieren soltar el hueso por razones que generan el beneficio de la duda, la Escuela Taurina que funciona en la la Plaza de Toros Monumental Román Eduardo Sandia de Mérida, Municipio Libertador del Estado Mérida, tiene buena simiente que en el poco tiempo de sembrada, germina su fruto, en estos tiempos de crisis.
Lo hemos comprobado en el Festival Taurino del sábado 15, en la que con buenos ojos observamos al grupo de alumnos de la Escuela Taurina Merideña e invitados de Tovar y San Cristóbal (Edo. Táchira), ponerse delante de las vaquillas de la ganadería Los Ramírez, lidiarlas con sobrado garbo, estilo, porte, seguros de sí y eso que apenas, los de Mérida, tenían pocos días de entrenamiento.
Buena simiente, excelente semillero, aprendices de postín, de la mano de los matadores de toros Manolo López y Jonathan Guillén, quienes con tino han instruído a estos chipilines, irradiantes de ilusión torera que ojalá no se vea truncada con el tejemaneje que reina en la Escuela Taurina Merideña, generada por quienes se aférrean a ella, la tienen del tumbo al tambo, a la deriva, con la esperanza que en el 2019 tome camino, como debe ser, ya que una Institución de tal naturaleza en nuestra Fiesta Brava, no puede manejarse como una propiedad y desde la distancia.
Buena simiente tiene la Escuela Taurina de Mérida, imposible dejarla perder y en esto, quieran o no, la Comisión Taurina Municipal del Libertador, el Complejo Recreacional de Mérida (COREMER), junto a padres y representantes, aficionados, tienen palabra y responsabilidad, lo demás es cuento, a más ver y olé.
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