por: Eduardo Soto Alvarez
Los Victorinos han llegado a ser un hierro emblemático y su creador un ganadero de antología.
La Ganadería debutó en Madrid el 18 de Agosto de 1968 y en la terna torera figuraba como tercer espada Adolfo Rojas, junto con José Osuna y Adolfo Ávila “Paquiro”; así que al de Maracay le correspondió el honor de ser el primer matador venezolano en lidiar un Victorino.
El debut en nuestro país, se cumplió en la Feria Internacional de San Sebastián de 2015 y debido a la adversa situación del país, no tuvo toda la repercusión que merecía la presentación en Venezuela y América, de la mejor ganadería de la cabaña brava española. Pero los que tuvimos la suerte de estar presentes en esa ocasión en la Monumental de San Cristóbal, no olvidaremos cuando el majestuoso Victorino salió partiendo plaza, remató en tablas y con su primer derrote, lanzó por los aires la parte superior de un burladero.
La ganadería va rumbo a la leyenda, al igual que su artífice quien acaba de fallecer, no sin dejar su impronta indeleble en la historia de la Fiesta Brava.
El hierro es quizás el único que ha tenido cinco toros de vuelta al ruedo en el arrastre y tres indultos en un mismo año, lo que le valió al ganadero el Premio Nacional de Tauromaquia de 2016.
Victorino Martín Andrés, galardonado también con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Arte en 2014, habrá obtenido muchas distinciones en su vida, pero quizás su mayor recompensa siempre haya sido, el reconocimiento de los miles de aficionados cuyo espíritu vibró al tranco de sus toros, en tardes pletóricas de emoción, de riesgo y de gloria.
Paz a sus restos y solidaridad para sus deudos, aunque en realidad todos los taurinos del mundo somos sus dolientes.
Eduardo Soto Alvarez.
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