por: Víctor Ramírez “Vitico”
Manolo Vanegas ha dado un importante toque de atención en Mont de Marsan al cortarle una oreja de peso a un toro de la afamada ganadería de Victorino Martín. El matador ha brillado con su lote, en una tarde en la que de no pinchar a su primero hubiese sido de puerta grande.
El venezolano, capaz y con oficio, dos pilares fundamentales para triunfar con los toros de la legendaria ganadería. El toro de Victorino exige que se le haga todo perfecto y por abajo, ya que humilla mucho, hasta las famosas “alimañas” como los bautizó Francisco Ruiz Miguel llevan el morro por la arena haciendo surcos. El bueno es difícil y el malo, tobillero, pone a prueba al mejor de los toreros.
Manolo Vanegas se ha mostrado firme y dispuesto, no en balde, es un torero que conoce bien el oficio. Esta temporada ha toreado poco ciertamente, pero cada vez que ha actuado sus resultados son positivos. Francia es un mercado que tiene fama de dar prestigio y dinero, además el que triunfa en una feria repite en la siguiente, por lo que seguramente la temporada que viene firmará varias fechas en el país galo.
Como un lobo, encerrado en el campo, rumiando el toreo, el joven espada de Seboruco se prepara mental y físicamente para dar el campanazo en cuanto se le presente la ocasión. Su actuación en Mont de Marsan ante “Bolsiquero”, número 38 y “Matemáticas”, número 26 fue de esas que abren puertas, pues hay orejas de oropel y orejas de oro, como la que paseó Vanegas en una plaza dura, de esas que ponen en su sitio a los toreros. En este matador de toros tiene Venezuela un gran torero, que seguirá escribiendo páginas brillantes para su trayectoria y para la grandeza de la Venezuela Taurina.
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