* XIII Premio “ANTONIO BIENVENIDA” A LOS VALORES HUMANOS a Dª Esther Hernánz Romero Madre de Víctor Barrio
por: Dinastía Bienvenida blogspot
Fotografías Ricardo R. Relvas
Madrid, 3 de Abril de 2017.
La espléndida y soleada mañana sobre la plaza de toros de Las Ventas envolvió de luminosidad un acto emotivo en la Sala "Antonio Bienvenida" que acogió al Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida para ofrecer un entrañable reconocimiento a Dª Dª Esther Hernánz Romero y entregarle un respetable galardón como es el XIII Premio “ANTONIO BIENVENIDA” A LOS VALORES HUMANOS.
La lamentable y llorada muerte de su hijo Víctor Barrio, frente al toro y sobre el albero de Teruel, ha hecho aflorar el dolor de una madre junto con la ejemplaridad de asumirla con la mayor dignidad y en aras de cumplir el sueño de su hijo de luchar por una Fiesta mejor, por su máximo respeto y procurando su mayor prestigio y engrandecimiento.
La actitud de Dª Esther ante su tragedia en comunión con su familia, sus manifestaciones públicas en defensa de la memoria de su hijo, de la corrida y de la propia Fiesta taurina frente a las expresiones de odio recibidas de parte del mundo animalista y antitaurino, ha conmovido a la afición y a la sociedad española, y así el Círculo Bienvenida haciéndose eco de su grandeza moral a la vez que se erige como paradigma de la significación histórica y natural de la figura de "la madre del torero", ha ofrecido este homenaje entregándole una escultura obra del excelso escultor, Santiago de Santiago, que constituye una fiel representación de otra persona, otro grandioso torero como Antonio Bienvenida que igualmente ofrendó su vida por la misma causa que Víctor Barrio, y que, como integrante de la gloriosa dinastía torera, fue el estandarte de los más altos valores taurómacos, éticos, religiosos, y patrióticos.
En este sentido se distinguieron los intervinientes en el acto, presentado y moderado por Juan Lamarca, vicepresidente de la asociación bienvenidista, que recordó algunos pasajes de homilías de misas oficiadas por el alma de Víctor Barrio, en las que se hacía un símil entre el dolor de la madre del torero muerto en el altar del toreo, y el de la madre de todos, la Virgen María, frente al sacrificio de su hijo en la Cruz.
Todo resultó emotivo y con una clara y contenida emoción como mostró la periodista Eva Peña al referir la amistad que le unió a Víctor Barrio y la admiración y respeto que siente por su madre.
El escritor Andrés Amorós, y crítico taurino del diario ABC, incidió en la superior talla moral y de dignidad de una madre frente a la muerte de un hijo, citando pasajes literarios acerca de tragedias toreras que han inspirado grandes obras literarias.
El periodista taurino de TVE, Javier Hurtado, relató como testigo excepcional en cumplimiento de su misión televisiva de la corrida nefasta de Teruel, los momentos vividos tras la tragedia en el ruedo y los semblantes regados en lágrimas de los compañeros de terna de Víctor, Curro Díaz y Morenito de Aranda.
Javier Hurtado terminó afirmando que Víctor Barrio ya tiene un lugar preferente en la Tauromaquia; al abordarle la muerte en el ruedo por el asta de un toro, ha entrado en ese reino de los elegidos con todos los laureles, heroísmos y apoteosis pues no hay más muertos que los que permanecen y se conservan en la memoria de los vivos.
Finalizó el turno de oradores Miguel Mejías "Bienvenida" con un breve pasaje comparativo de su familia en la grandeza y en el infortunio, y en el valor de una esposa de toreros, su abuela Dª Carmen, y a la vez madre de toreros.
Su palabra quebrada por la emoción le llevó a entregarle el galardón bienvenidista a la madre de Víctor Barrio y fundirse en un abrazo ante la ovación del público que no cabía en la sala.
Inenarrable resulta reflejar el ambiente vivido en la Sala "Antonio Bienvenida" de admiración y respeto haciaDª Esther Hernánz por su alocución plena de contenido y de mensaje, con una entereza y bravura inusitadas. La sangre de un torero siempre es semilla fértil en el campo de la tauromaquia, y por las venas de la madre de Víctor corre el manantial del que bebió Víctor para derramarlo en su ofrenda de amor y pasión por los toros. Amor y pasión recogidos por su propia madre como legado para seguir luchando por la misma causa por la que que murió su hijo. La Fiesta ha perdido un torero pero ha ganado un bastión inexpugnable en la figura de una madre ejemplar, Dª Esther.
La ovación de un público impresionado y en pie, dejó un eco en las entrañas de la monumental de Las Ventas del Espíritu Santo que perdurará en los corazones de las personas asistentes y con la esperanza de que llegue y conmueva al de todos los aficionados y del mundo del toro. Dª Esther no puede quedar sola recogiendo la antorcha de su hijo, la llama de un héroe que debe iluminar la Fiesta de los toros.
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