En Mérida, intentaron dar un zarpazo golpista carente de todo sentido común, que a Dios gracias no tuvo el efecto deseado
por: Giovanni Cegarra
No estoy descubriendo nada nuevo a estas alturas de la vida dentro de la Fiesta Brava Venezolana pero ante la cruda realidad que atraviesa en estos momentos, a lo que se suma la consabida crisis coyuntural socio económica política que confronta y afronta el país, no me cabe ninguna duda en afirmar que dentro de ella habitan una cuerda de taurinos maliciosos que con sus caras de yo no fuí, hacen más daño que las aves de rapiña y se las dan de impulsores de lo taurino.
La Fiesta Brava Venezolana está infectada de maliciosos, quienes con intención encubrierta de falsos taurinos la perjudican hasta más no poder con acciones y actitudes rastreras traicioneras, indignas de quienes han disfrutado a su antojo de nuestra Fiesta, se han usufruactado de ella, con nombre y apellido.
Estos taurinos maliciosos intentaron poner en vilo a la LIIIª Feria de San Sebastián en San Cristóbal, Estado Táchira, aprovechándose de los desaciertos que afloraron en lo organizativo pero menos mal la echaron adelante con todo y la crisis que se vive; y sin querer queriendo husmeando por ahí, me entero, con pruebas en mano, que en Mérida, intentaron dar un zarpazo golpista carente de todo sentido común, que a Dios gracias no tuvo el efecto deseado y sus autores intelectuales que se las dan de aficionados y apasionados por la Fiesta Brava, se han quedado con los crespos hechos.
Que mal estamos y andamos en la Fiesta Brava Venezolana. Cruda verdad y realidad. Pareciera a nadie pero a nadie dentro de ella, le preocupa la situación por la que atraviesa nuestra Fiesta, desquebrajada totalmente, recibiendo palo gallinero todos los días, zarpazos letales de estos taurinos maliciosos que con una sonrisa a floren labios, engañan hasta el más pintado.
Pues nada, hay les dejo, en guerra avisada no muere soldado y si muere es por pendejo.
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