Ellos tienen libertad de observar lo que les gusta: las corridas de toros. Foto: G. Cegarra
Por: Giovanni Cegarra
De nuevo, a escasos días de iniciarse el Carnaval Taurino de América, XLIV Feria del Sol 2013, en Mérida, la Delegada Mérida de la Defensoría del Pueblo arremete contra los derechos de los niños, niñas y adolescentes requiriendo medida cautelar ante el tribunal competente que le prohíba la presencia de ellos en las corridas de toros, sean menores y mayores de doce años y ahora y que hasta los 18, una medida violatoria de sus derechos culturales, de su libertad de pensamiento, conciencia y religión.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a tener su propia vida cultural, profesar y practicar su propia religión o creencias, emplear su propio idioma, expresar libremente su opinión, difundir ideas, imágenes e informaciones de todo tipo, sin censura previa, ya sea oralmente, por escrito, en forma artística o por cualquier otro medio de su elección; sin mas límites que los establecidos en la Ley para la protección de sus derechos, los derechos de las demás personas y el orden público.
Se olvida la representante de la Defensoría del Pueblo en Mérida que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho expresar libremente su opinión en los asuntos en que tengan interés, que sus opiniones sean tomadas en cuenta en función de su desarrollo, derecho que se extiende a todos los ámbitos en que se desenvuelven, sea ámbito estatal, familiar, comunitario, social, escolar, científico, cultural, deportivo y recreacional.
La Defensora del Pueblo Mérida viola derecho de niños que querer lo que quieren
Lo que ha motivado a la Defensora del Pueblo Delegada Mérida a solicitar la protección de los niños, niñas y adolescentes, obedece y le hace el juego, a los intereses de grupos animalistas que los usan como excusa para imponer sus intereses personalistas violadores de los derechos, olvidando ella como abogado que es, que el prejuicio no debe prevalecer sobre el interés del niño, que no debe ser usado para otro fin ya que los niños, niñas y adolescentes tienen plena libertad de todo, de querer lo que quiera y en el caso que nos ocupa, el asistir a las corridas de toros, que no les ocasiona daño moral ni psíquico alguno pues ellos mismos le piden a sus padres los lleven.
Igual ha olvidado que existe garantía constitucional de que la familia es el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas, que los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas, a desarrollarse en el seno de su familia de origen y por lo tanto, el padre o la madre, es quien decide para la crianza de sus hijos, que éstos asistan a dicho espectáculo en la Plaza de Toros, lo que siempre han hecho en compañía de algún familiar.
Más claro no canta un gallo, lamentablemente la Defensora del Pueblo, Delegada Mérida, no ha sabido escuchar bien el canto del gallo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario