Tristes antitaurinos, tristes quienes como la Defensora del Pueblo en Mérida, pretende impedir que nuestros hijos vayan a las corridas de toros Foto:
por: Giovanni Cegarra
No sabía qué decir cuando en casa de un viejo amigo taurino sancristobalense se acerca su pequeño hijo -de seis años para ser exactos- y le dice: "Papi: Cuándo me llevas a los toros?" e inmediatamente pensé en la susodicha Defensora del Pueblo del Estado Mérida, que con cara de "yo no fuí" le sigue el juego a quienes nos adversan e introdujo una querella legal sin fundamento alguno para que lo niños, niñas y adolescentes menores de doce años no puedan asistir a las corridas de toros.
Saúl, paisano tachirense, le responde a su pequeño hijo: "Tranquilo nené, iremos al Festival que hay en San Pedro del Río" y éste se fue al patio de su casa a jugar con otros; mientras, yo pensaba cómo me hubiese gustado que la Defensora del Pueblo de Mérida hubiera visto la carita inocente del hijo de mi coterráneo cuando le pedía que lo llevara a los toros.
"Papi: Cuándo me llevas a los toros?" Uuffffff emocionantes palabras que aún retumban en mis oídos. La semilla de una familia clama porque lo lleven a una corrida de toros, sin trauma alguno, algo que no saben entender quienes dicen velan por los derechos del niño; y por el contrario, los violan flagrantemente.
Tristes antitaurinos, tristes quienes como la Defensora del Pueblo en Mérida, pretende impedir que nuestros hijos vayan a las corridas de toros; y tristes quedarán como la grasa de una olla que se lava todos los días, se irán "a llorar al valle".
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