Con motivo de su escrito dirigido al ganadero Orlando Echenagusia
por: Eduardo Soto
Estimado Doctor Lozano,
Como en la comunicación que dirigiera a Don Orlando Echenagusia hace unos días, la frase final nos convierte en destinatarios a todos los que nos gusta la Fiesta Brava, hago propicia la oportunidad para extenderle mi enhorabuena por muchos de los conceptos allí emitidos y, a la vez, para exponer un par de ideas contrastantes con algunos otros.
En ciertos párrafos de su misiva pública, permea la noción que al hacer una inversión, ipso facto se tendría, en virtud del riesgo asumido, una especie de derecho a incumplir la normativa establecida de antemano. Por imperio contrario, quienes no lo hayan hecho y no afronten riesgo alguno, su derecho a la crítica o a exigir la aplicación del reglamento taurino vigente se menoscabaría, aun cuando se trate de la mismísima autoridad en la materia.
Por supuesto, usted bien sabe, al ser veterano taurófilo y entendido en asuntos bancarios, que el acceso a la crítica y al amparo que proporciona la normativa taurina, no puede basarse en consideraciones crematísticas y que, por importantes que sean las inversiones realizadas, nunca podrán entenderse como un blindaje contra la aplicación del reglamento vigente o un argumento para invalidar disentimientos, aunque todos reconozcamos el gran coraje y la comprobada afición de los ganaderos, que continúan criando reses bravas en medio de la grave crisis que casi todos padecemos.
Indiscutiblemente, tenemos que hacer una reflexión conjunta que permita encontrar una salida a tan difícil situación. Más allá de la línea argumental basada en meras razones pecuniarias, se pudiera intentar que todos los involucrados en la Fiesta Brava asumieran la responsabilidad de cumplir cada uno su parte y, cuando no sea posible, que lo hagan saber oportunamente, para buscar la solución más conveniente para todos. Viene al caso recordar lo señalado por el ganadero, al darle las gracias por su carta: Hay que seguir y por supuesto saber apartar.
Las sorpresas a última hora, son fuente segura de controversia, malos entendidos y tienden a deslucir la Fiesta Brava.
Si se aplicara el espíritu de su mensaje a casos como el del infrascrito, que seguramente es el de la mayoría de los aficionados, estaríamos condenados al mutismo, por la sencilla razón de no tener inversiones ni afrontar riesgo monetario alguno. Además, en mis circunstancias particulares, se añadiría que, cuando no tenga ni siquiera que adquirir boletería, mi silencio debería ser más rotundo o romperlo solamente en ánimo laudatorio hacia quienes hayan posibilitado el acceso a la plaza en condiciones de gratuidad.
Por supuesto, que al explicitar mis ideas sobre estos asuntos, no estoy haciendo un llamado a que proliferen las críticas, mucho menos las que no sean de carácter constructivo.
Se me ocurrió dirigirle este correo por el mismo medio por el cual me enteré del suyo a Don Orlando Echenagucia, pero también es para todos los interesados en el tema.
Reciba un cordial saludo,
Eduardo Soto Alvarez,
Aficionado Taurino Tovareño
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