“Mardito parné que por su culpita dejaste al gitano que fue tu querer” María de la O (Salvador Valverde-Rafael de León)
por: Kike Rosales
Cuando Rafael Escalona fue hace años atrás a defender las corridas de toros en su país ganó dos cosas: primero paró el absurdo intento y luego mostró que este mundo tan lleno de poesía, danza y tragedia solo lo puede arreglar un loco; los cuerdos están muy ocupados en sus cosas, veamos:
Esperamos que los ganaderos pongan dinero y de verdad no están para eso; creemos que los empresarios lo van hacer, pero están muy preocupados en cómo consiguen los dólares para no quedar mal con los pagos; los toreros están dando el pecho pero tampoco ganan como para decir que con ellos se va a contar; qué pena, la verdad es que esto se arregla con dinero y ellos no lo van a poner por una sencilla razón: No tienen tanto.
Aprovechando la vesania pasional de Escalona, entonces nos atrevemos a militar en lo mismo. Los gremios mencionados anteriormente tienen lo que llamaríamos una “relación” con el mundo del toro, es su trabajo, esperan ganar dinero de una manera honrada; ello los lleva a mirar esto bajo una óptica “sensata” ¿Cómo pagar por algo que no se sabe si de verdad retribuirá inversión? Entonces aparecen los “afines”, esos que como Escalona y muchos otros que como no tienen nada qué perder se la juegan completa.
¿Habrá 500 locos taurinos cuya afinidad no sea publicitar una feria que estén dispuestos a pertenecer a una fundación a la que aporten Bs. 1000 mensuales?
Partiendo de allí se podrá tener un escritorio jurídico y una agencia de publicidad que más allá de las páginas de internet que tenemos, sirva para dimensionar más las corridas como tal. Por ejemplo: Que se pueda pagar una publicidad en las pantallas de los cines del país con la imagen de un toro de lidia en el campo caminando sobre la verde pradera con una voz que diga: “Mi raza se mantiene por las corridas de toros, ese es su motivo”, o que lo que hacen los aficionados prácticos de Maracay con las donaciones se publique en los periódicos nacionales mostrando una imagen del donativo con una leyenda que puede ser así:
“El toro nos une por un hecho único; es obligatorio andar con la verdad por delante y la solidaridad es parte de nosotros”.
Así como también un bufete de abogados para la defensa jurídica de las corridas y así evitar reunirnos (quizás en vano) a ver si nos dejan hablar (y no nos escuchan) en los lugares donde están acabando con las corridas, (en San Felipe nos oyeron, pero creo que no nos escucharon).
En los años cincuenta los colombianos dieron un golpe a la mesa, los caficultores contrataron una agencia publicitaria y le dio una marca que persiste; así nació la imagen de Juan Valdez que identifica al café colombiano.
Debemos hacer algo de verdad sin esperar que ganaderos, toreros y empresarios lo hagan por nosotros; en este tiempo, eso no se ha conseguido, nos tocará publicar un clasificado que diga:
“Se necesitan 500 locos que pongan dinero para salvar un acto cultural que se está perdiendo”.
Sólo hace falta acción para salvar al toro de lidia, las promociones de ferias, toreros y ganaderías les corresponden a los interesados, los demás a soltar la locura de querer hacer algo sin recibir nada a cambio, ¿o también les duele mucho “el mardito parné”?
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