28/4/15

Contundente triunfo de Rafael Orellana en Valencia

Rafael Orellana sale a hombros del gigantesco embudo del Palotal. Foto: Anìbal Garcia Soteldo

por: Jesús Ramírez “El Tato”

Salió el toro a la plaza monumental Bernardo Valencia. Impecable presentación de respeto y admiración. Preciosa la plaza en todas sus instalaciones; pero algo pasa que al terminar la corrida cortan la luz y a oscuras se estrella cualquier esfuerzo por presentarla majestuosa. El esfuerzo de la empresa Don Fabio Grisolía con Lo mejor de Billos como un plus del evento, se pierde por culpa de quienes no sabemos con qué motivos prefieren desenvolverse en la peligrosa oscuridad.

Ese toro que no lidian las figuras que nos visitan, estuvo imponente en el coso de El Palotal. Tres hierros venezolanos trajeron del campo bravo lo que los veedores de las figuras desecharon de la temporada que concluyó. Toros que no se comieron a nadie y que al contrario, algunos acercaron la bandeja de suculenta comida no aprovechada plenamente, tal vez por falta de apetito.

TOROS PARA TODOS

“Tierra Blanca” como era de rigor, abrió y cerró el festejo. El del inicio, de bello tipo: cárdeno aunque manso, sin movilidad; y el último, requería manos más expertas.

Los de Campolargo le correspondieron en suerte al local Manolo Muñoz. Bueno el segundo: con recorrido y desplazamiento; y mas exigente el otro; ambos se fueron con las orejas intactas.

“Santa Fé” brindó agradables sorpresas. Por falta de planteamiento, se paró el tercero; y el cuarto, embistió con nobleza y entrega bajo el nombre de “ejecutor” con bien representados 482 kilos.

FIRME Y CONTUNDENTE RAFAEL ORELLANA

Descastado el de “Tierra Blanca” que abrió plaza y que fue picado a regañadientes. Empeñoso el espigado Rafael Orellana en muletazos por bajo con decisión ante un toro con mas estampa que casta y que pasaportó de efectivos tres cuartos de espada que no ameritó el uso de la puntilla.

El cuarto tenía el hierro de “Santa Fé”. Un gran toro de nombre “ejecutor” con 482 kilos con bravura y nobleza desde la salida, que se encontró con un firme y decidido Orellana que lo recibió con verónicas para seguir con la muleta con una actuación propia de figura forjada con derechazos rebosantes de temple y dominio, entrega y ligazón.

Firmeza en los naturales vaciando con temple y donosura las nobles embestidas del astado mientras la música rompía los aires. Larga labor de aguante y serenidad con la capacidad de pensar delante del animal inspirando la sensación de torero cuajado, de planta encajada y de buen concepto torero. Se fue tras la espada de inmediato efecto, para recibir las dos orejas clamorosamente solicitadas. Gran actuación del tovareño Rafael Orellana, cuando ya se acerca al selecto grupo de matadores con 100 corridas en plazas venezolanas.

MANOLO MUÑOZ SIN PLANTEAMIENTO

Tanta lucha y vocación profesional del valenciano Muñoz no se vio en la arena. Trilla los difíciles caminos de las ferias peruanas rebosante de afición y afán de lucha; pero luego se ve desbordado por sus toros; sin planteamiento. Apretada larga de rodillas con su primero y luego expone con los palos que colocó con desigualdad. Otro puyaso quizás le faltó al astado. Muletazos en todos los terrenos con gran apoyo popular, música criolla de acompañamiento y el de Campolargo embistiendo y pidiendo firmeza. Mató de varios viajes y se oyeron aplausos fuertes para el astado.
Calcada la actuación con el quinto, voluntad y deseos con otro de la finca yaracuyana con el cual no puso sacar rédito a su voluntariosa labor.

CASTAÑEDA DISCRETO DEBUT

Prácticamente desapercibido pasó en su debut el andino Fabio Castañeda ante falta de género propicio para el lucimiento. En algunos momentos demostró buenas maneras y reposo logrando muletazos aislados ante astados, uno de “Santa Fé” y otro de “Tierra Blanca” que se pararon sin admitir más muletazos.
Se corrió el rumor que la empresa le regalaría el sobrero, pero al final parece que no hubo entendimientos para lidiar el otro Santa Coloma de Mirimire.

En las cuadrillas de Gerson Guerrero destacó con la vara Guillermo Guimerá; y en banderillas Salvador Moreno; lidiando eficazmente con la capa: Enrique Herrera.

No fue mala entrada. Los típicos calculadores de aforo hablaban de unas 4 mil personas en el coso valenciano, o sea tres cuartos de plaza en la maestranza de Maracay. No es malo ese apoyo a lo nuestro.

A hombros, con la noche encima, salía del gigantesco embudo del Palotal, el merideño Rafael Orellana con el sello de triunfador legítimo…..

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