El Fandi: Cuajó un gran tercio de banderillas, clavando arriba y asomándose al balcón. Foto: Comana
Por: Víctor Ramírez “Vitico”
La quinta corrida de la feria del Sol fue una tarde de entrega, pasión y toreo, con un gran espectáculo que sirvió para demostrar que cuando hay un toro bravo y un torero entregado, este arte cobra dimensiones especiales, que trascienden las fronteras de la lógica, donde las obtusas incoherencias de los que atacan esta fiesta pierden fuerza y consistencia; todo ello gracias a un Leonardo Benítez que salió a dejarse la piel con una actuación pasional, llena de verdad, de un Fandi lleno de deseos y las ganas de Talavante, crecido ante el derroche de sus compañeros, ante un encierro de Rancho Grande y El Prado que demostró que de esto no termina de saber nadie.
Leonardo Benítez abrió en buen tono la tarde, tirando de oficio para cortarle la oreja al primero, con fuerte petición de la segunda. Lucido en un buen quite por chicuelinas y tafalleras, el de La Vega banderilleó con entrega. La experiencia del diestro fue el pilar para sacarle buenos muletazos a un astado noble, con el que estuvo vibrante.
Lo del cuarto es un enigma; salió un toro suelto, al que Benítez recibió con el capote para luego taparse en el burladero, alegando el matador que el astado estaba reparado de la vista, mostrándose el animal mansurrón. Por el motivo que fuere le devolvieron y los hilos del toreo se tejieron para que saltara el sobrero, “Valladares” que, cosas de Dios, fue bravo y encastado de principio a fin.
Benítez le saludó con vibrantes verónicas y le banderilleó con su proverbial oficio. Pero tras brindar a su hermano Jorge, vino la clara demostración que el toreo es un ejercicio del alma. Se dobló poderoso el torero, y toreó en línea en la primera serie con la derecha, con la intención de enseñarle el camino a “Valladares”.
Toro y torero se fundieron en una labor pasional, llena de entrega, con Benítez bajando la mano con raza, llevando hasta atrás y adentro al bravo toro, que crecido seguía el engaño con una fijeza y nobleza conmovedoras. Varias series tuvieron ese drama hermoso del toreo de verdad, para desembocar en el perdón de la vida del toro y las dos orejas simbólicas para el torero, que compartió los honores del triunfo con su colaborador en un emotivo momento, con el diestro aplaudiendo al toro y luego dando una apoteósica vuelta al ruedo con los ganaderos. Así, con estos argumentos, la fiesta se defiende por si misma.
El Fandi no las tuvo todas consigo ante el complicado segundo con el que no brilló ni en banderillas. Se justificó con el oficio que tiene de sobra, y estuvo voluntarioso.
Ante el quinto, arrancado el torero por el triunfo de Benítez, toreó a la verónica rodilla en tierra, se lució por navarras y cuajó un gran tercio de banderillas, clavando arriba y asomándose al balcón. Vibrante, honesto y entregado, le dio muchos pases al toro, algunos buenos, pero todos con la entrega como común denominador. Tras una estocada entera le pidieron las dos orejas con fuerza, pero el presidente sólo concedió una.
Breve ante el deslucido tercero, Alejandro Talavante se entregó con el sexto, al que lanceó bien a la verónica, haciéndole un lucido quite por lopecinas. Talavante abrió la faena con ceñidos estatuarios y toreó con entrega, largura y variedad. Algunos muletazos le salieron trompicados pero el español se mostró variado, animoso y por momentos inspirado. Tras una entera cortó las dos orejas.
Se despidió de los ruedos tras una larga, limpia y honrada carrera el banderillero merideño Giovanni Pereira que recibió un merecido homenaje.
Ficha de la corrida
Plaza de toros de Mérida
Lunes 11 de febrero de 2013.
Quinta corrida de la feria del Sol.
Lleno de “no hay billetes” en tarde nublada y fresca.
Tres toros de Rancho Grande (primero, segundo y quinto) y tres de El Prado (tercero, cuarto bis y sexto), terciados y de juego desigual. Devuelto el cuarto, el sobrero, “Valladares”, número 127, fue indultado. Noble el primero, deslucidos y mansurrones segundo y tercero. Noblote el quinto y con recorrido y clase el sexto.
Pesos: 425, 440, 435, 436, 426 y 436 kilos.
Leonardo Benítez, de rosa palo y oro: Oreja y dos orejas simbólicas.
El Fandi, de nazareno y oro: Silencio y oreja con fuerte petición de la segunda.
Alejandro Talavante, de grana y oro: Silencio y dos orejas.
Leonardo Benítez y Alejandro Talavante salieron a hombros.
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