El toreo necesita de diversidad, necesita el apoyo de todos los que nos sentimos taurinos; todas las visiones de la tauromaquia son buenas si se respetan entre sí
tomado de: burladero.com - por: Ignasi Corresa 05/02/2013
Una imagen vale más que mal palabras, y aunque taxativamente no estoy de acuerdo del todo, generalmente así es. La Fiesta necesita de la imagen porque en esencia es pura imagen y nuestra sociedad está basada en imágenes, por mucho que se nos quiera decir que somos fruto de la palabra.
La palabra es esencial para entender la imagen, es el logos, la que nos permite articular el lenguaje y en consecuencia pensar -traducir las imágenes a palabras-para conocer. Estos días en Sepúlveda ha tenido lugar la II Jornada Taurina de la Asociación Cultural Amigos de Víctor Barrio una excelente imagen para la Fiesta, especialmente para la juventud y a la vez con un claro protagonismo de la palabra. Decía Walter Benjamin que la obra de arte, cuanto más sentidos implique mejor se percibe y, consecuentemente, la experiencia estética ante un objeto artístico era mayor y más placentera.
Las charlas y conferencias son imágenes habladas de nuestra fiesta que ayudan fomentar el toreo y acercan personas. La Fiesta debe basarse en esencia en lo que ocurre en el ruedo, como decía ayer Pablo Mapelli en el programa de La Divisa en su sección del Boquerón, sin embargo, no por ello el toreo debe estancarse en lo que suceda en el coso. El toreo debe ser entendido como parte de la cultura española y para formar parte de ella, debe conocerse y vivirse, se deben aunar esfuerzos en ese sentido, apoyar todo lo que sea educación taurina en los meses previos a la temporada y hacerlo -desgraciadamente y si fuera necesario- sin el apoyo de la Administración, que para más inri, dice apoyar la tauromaquia y a la vez, excluye su imagen en reuniones profesionales tan importantes como FITUR. A excepción de los carteles de Fallas y Olivenza, ¿qué promoción turística se hace de la tauromaquia en esta macro feria del turismo?
La tauromaquia tiene su éxtasis litúrgico en el ruedo, como decíamos, aquí encontramos su esencia, pero desgraciadamente en nuestra sociedad, donde la imagen es ejemplo y las palabras se las lleva el viento, una forma de educar a los jóvenes y turistas en el toreo es dar a conocer el mundo taurino y su entorno. Las ferias profesionales de turismo, la gastronomía, el cine, la música, libros de todo tipo, pintura, escultura y arquitectura... la tauromaquia en España está implícita en el nombre y explícita en la percepción que nos tienen desde fuera. A pesar de ello, su difusión cada vez es menor, tanto dentro del país -la televisión pública podría acercarla más al aficionado, la privada ya lo hace- y la promoción exterior que está mal vista por la Administración porque podemos dar "imagen" de bárbaros. Qué curioso que muchos bárbaros -entendidos ahora como en la antigua Roma, es decir, como extranjeros, al llegar a nuestro país muchos se acercan a ver qué es una corrida de toros (¿morbo?)- y los "bárbaros" somos nosotros.
Por todo ello debemos educar y aprehender para comprehender, para conocer, para amar. Se trata de revalorizar con imágenes, pero también con palabras, con sonidos y sabores, olores y tacto todo lo que rodea el toreo y hacerlo más vivo, más inteligible para los que no conocen el verdadero mundo de los toros. Y para ello se necesita reflexión y autocrítica, tanto interna como externa, porque está claro que un punto fuerte es crear esa necesidad de que el toro no es sólo cuestión de empresarios ni de números, sino que hay una demanda social que obligue a la Administración a perder la vergüenza ante sus socios europeos y muestre como los toros son en España, más que un rasgo diferenciador una evidencia de unión en nuestro territorio tan diverso y a la vez idiosincrático.
La diversidad debe ser nuestra fuerza, porque en la diversidad se encuentra nuestra capacidad de elección, de sentirse más libres, de respetar lo diferente. El toreo necesita de esa diversidad, necesita el apoyo de todos los que nos sentimos taurinos, todas las visiones de la tauromaquia son buenas si se respetan entre sí, cualquier apoyo realizado en conciencia y con respeto es una imagen (ejemplo) de que el toreo y la Fiesta siguen vivos y que trasciende mucho más allá de la corrida de toros que, por supuesto, es el centro de la Fiesta.
Me quedo con esas palabras que incitaban a la autocrítica y a la reflexión en el foro de Sepúlveda, con esas palabras que ayer, los contertulios de la Puntilla en La Divisa de ondacero.es, con las que apoyábamos y deseábamos que las administraciones publicas fueran realistas con el momento actual y por ello se realizaran pliegos de condiciones en el que las empresas gestoras pudieran favorecer el auge de la fiesta, atrayendo a la juventud y como no a la diversidad de aficionados. En momentos como éste, necesitamos del valor y del grito de un todo por la Fiesta que en la actualidad nos y nos identificara a todos, pero sobre todo que con él se iniciara un periodo para una educación taurina en el que se reforzara la tauromaquia en todos los ámbitos sociales y se normalizara ante una sociedad cada vez más proclive a "museizarla". Personalmente y aunque me dedico a ello, al termino museo le tengo mucho respeto, puesto que en los museos todo está descontextualizado de su entorno y, si seguimos al filósofo alemán Walter Benjamin, hay sentidos que, por lo tanto, se pierden sensaciones al estar fuera de lugar. La cultura del museo nos permite conservar pero paradójicamente pasaríamos de una cultura viva a una cultura inerte totalmente artificial ¿es esto lo que deseamos?.
Ignasi Corresa
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