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Maestro, han pasado ya unos días desde su partida, el dolor y la tristeza siguen ahí, pero toca sacar la casta y seguir adelante, porque seguro estoy que eso es lo que usted hubiese querido.
Crecí taurinamente leyendo su columna “Toros” en el diario Meridiano, donde se daba cuenta de todos los festejos así como las opiniones y noticias más relevantes del mundo de los toros. Tras varias conversaciones telefónicas nos conocimos en su querido Meridiano. Siempre encontré en usted cariño, afecto y ayuda, para empezar a abrirme paso en este mundo que es a su vez hermoso y difícil.
La amistad fue creciendo y pronto sin darme cuenta me vi colaborando en la página del diario, luego en el programa taurino que tuvo en la radio durante un buen tiempo. Creo recordar que eran los lunes por la noche y ahí estábamos hablando de toros vía telefónica.
Siempre estuvimos en contacto. En mis estancias en Caracas, era ineludible la visita a la redacción para hablar de toros y lo más significativo; a pesar de sus ocupaciones, siempre sacaba tiempo para mí e incluso muchas veces compartimos almuerzo y tertulia incluso en su propia casa.
Muchos libros y revistas fueron los que llegaron a mis manos gracias a su generosidad, así como el contacto con grandes profesionales del periodismo español como José Carlos Arévalo y Paco Aguado, quienes me abrieron las puertas de la revista 6TOROS6 donde tuve el honor de compartir corresponsalía con don Víctor e incluso hacer crónicas de la temporada, en directo, en mis viajes a España. Decir que era amigo de El Vito automáticamente abría puertas, creaba amistades y sobre todo daba fe de la gran admiración que se le tenía allá por donde uno iba.
El Vito era un sabio de la tauromaquia y de la vida; dominaba muchos ámbitos y sobre todo, tenía una claridad de ideas tremenda. Como autor de varios libros y escritos, deja una profunda huella en todos los que tuvimos la inmensa fortuna de estar a su lado.
Conocedor profundo del toreo en ambos lados del Atlántico; en México, fue capitán general y en España se le respetaba como a ninguno.
Se nos quedó pendiente, porque la vida a veces no sabe de fechas ni de proyectos, una serie de libros donde el Maestro quería dejar para la posteridad la historia del Nuevo Circo de Caracas. Que contara conmigo para hacerlo fue todo un honor. Nos vimos por última vez en la Feria de San Cristóbal este 2023; sin saberlo, nos despedimos para siempre aunque solo en el plano físico.
Sus enseñanzas caminan conmigo y su recuerdo lo llevo grabado a fuego en el alma y el corazón. Nos toca seguir adelante en tiempos difíciles, pero siempre con valor y llevando su legado con orgullo.
Maestro Vito, un gran abrazo hasta el cielo. Gracias por tantas cosas, Dios guarde su alma.
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