Entrega en cada muletazo. Foto: Gladys Castillo Mariñez
Leonardo Benítez no ha dicho adiós definitivamente, será por aquello que los grandes del toreo nunca se retiran formalmente. Y los más creyentes en el torero de Caracas señalan, que siempre tiene una puerta abierta para vivir reapareciendo con las fuerzas que le da la vida y la experiencia de los años ante el toro.
El espada caraqueño sigue siendo un soñador, que supo recoger mucho dinero en México y nuestras ferias y clásicos, suficiente como para ir a contarlo en su casa mexicana de Querétaro y disfrutarlo con la magia familiar de los toreros.
Hace varios años, antes de la pandemia, nos confió de un proyecto interesante en el país azteca, que al final vino a reventar en nuestra Venezuela, donde desafortunadamente no le embistió un toro con franqueza, pero demostró que no estaba perdido, sino más bien escudado en sus normas toreras que tantos triunfos le dieron.
Creo que El León de Caracas tiene aún mucha fuerza para imponer el orden aquí. Un sencillo y sincero esfuerzo, haría mosquear a más de un torero que se rebusca entre falsos palmoteos.
No creo que existan aficionados en Venezuela que no hayan recibido su mensaje torero o que no hayan sentido su influencia en las grandes ferias y clásicos de la temporada venezolana.
Y es tanto el coraje de Benítez que tal vez no está satisfecho totalmente con lo que ha logrado o conseguido con el toro, por ello sigue siendo un referente, y un peligro en la arena para sus alternantes.
En Táriba, agosto 2023, veremos a Leonardo Benítez en el Coliseo que no ha pisado, y con una buena baraja de Toreros foráneos y locales con encierros con regularidad en el triunfo como "El Capiro" y "Rancho Grande". Todo indica que la hora de Leonardo Benítez no ha pasado y su huella sigue allí, en la arena bañada de triunfo y entrega.
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