Reciente presentaciòn de JE Colombo en Francia: Oreja. Foto:
La independencia en el toreo siempre ha sido tremendamente dura, ya que los toreros que van por libre, sin el amparo de las grandes empresas o casas, se encuentran con más dificultades que aquellos que bajo la protección de los que gobiernan los despachos, tienen las temporadas aseguradas, o por lo menos con un número importante de corridas firmadas para encarar el año con cierta tranquilidad. Jesús Enrique Colombo vive muy de cerca esta circunstancia, que se agrava por la reducción de festejos por la pandemia, y la irrupción de toreros europeos que han triunfado con fuerza en plazas importantes. No es el primer caso de un matador de toros americano que con condiciones para tener un sitio digno en el escalafón debe ir haciéndose poco a poco, en temporadas de rodaje en plazas menores.
Venezuela desea y anhela una figura del toreo, un torero que se monte en la cima de la fiesta. Empresa difícil ya que son muchas las dificultades por vencer, ante el toro y con las empresas. Esos manejos de despachos que son a veces tan perjudiciales,solo se rompen cuando se triunfa a “golpe cantao” en las plazas donde de verdad se corta el bacalao y se pone a todo el mundo de acuerdo. El detalle está en entrar en ellas, para después cuajar los toros y acertar a cortarles las orejas.
Aunque el panorama resulte quizás poco halagüeño, Jesús Enrique Colombo se encuentra en el buen camino, como lo demuestran sus buenas actuaciones en el festival de Toledo y en Istres. Orejas aparte, al venezolano se le ve con aplomo, oficio, y buenas maneras. Oficio adquirido a base de torear mucho en el campo, la fórmula perfecta cuando no se viste de luces. El camino es largo, difícil, lleno de escollos, pero es el que debe seguir todo aquel que quiera ser figura del toreo. El ejemplo del peruano Andrés Roca Rey, es el más representativo, ya que es el que manda actualmente por triunfar siempre, con un toreo arrollador. Roca que fuera tantas tardes compañero de Colombo cuando eran niños, enseña el camino. Seguro que Jesús Enrique toma nota. Este año es para sembrar, sin desesperar. En su capote, banderillas, muleta y espada tiene Colombo la llave para abrir las puertas del toreo. El resto, depende del toro y de Dios.
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