Berta junto a su hermano Pedro en la casa de su amado San Pedro del Río.
Los aficionados taurinos se encuentran en los diversos festejos taurinos donde se va fraguando la amistad entre ellos; es así como conocí a Berta Casanova, asistiendo a los coloquios de la Escuela Taurina César Faraco en la Plaza Monumental de Pueblo Nuevo.
Su carácter siempre afable, atenta y dichosa de compartir momentos taurinos, hacía fácil ganarse el aprecio de la gente para luego hacerse beneficiario de sus atenciones, tanto en los predios taurinos como en su querido San Pedro del Río de donde era oriunda. Pertenece a una familia reconocida por el gran amor y entrega para hacer pujante esta población.
Era frecuente ver a Berta apoyando las actividades de la Peña San Pedro del Río que lidera su hermano Pedro; también, acompañarle a las ferias venezolanas como por ejemplo Mérida o Maracaibo; y cuando se podía, alguna escapada a España u otro país taurino.
Su visita a la Feria del Sol, era como una promesa para no perderse ninguna edición ferial; en varias oportunidades, era Berta la que nos daba el aventón para ir y venir a Mérida; pero, eso sí, desde y hasta su amado San Pedro del Río.
La inesperada partida de esta excepcional aficionada, ha dejado un inmenso dolor en los aficionados taurinos que compartimos con ella en los coloquios, en las tientas, en los festivales taurinos, en los congresos, en la feria de San Cristóbal y en la de Mérida; en fin, cuanto evento se presentara cerca de sus terrenos, allí acudía Berta Casanova, presta a compartir, a colaborar y, sobre todo, a reafirmar las amistades, o mejor dicho, la familia taurina.
La familia taurina tachirense llora esta pérdida: aficionados, toreros, novilleros, subalternos, gente de los medios, directivos y autoridades taurinas; absolutamente todos, reconocen en Berta Casanova a una taurina excepcional, quien se nos marcha en medio de esta pandemia que ha tendido un manto gris en muchas familias venezolanas, y la familia taurina no se ha podido escapar.
Que el dolor y tristeza que nos produce su partida, pueda transformarse en una inyección de afición y mas entrega, para permitirnos apreciar en vida, el valor de cada miembro de este mundo taurino.
César Omaña
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