Juan Campolargo el ganadero de ganado bravo que más corridas lidia en Venezuela. Foto: El Vito
Cuando el buque Santa María atracó en el puerto de La Guaira el 27 de junio de 1957, ese mismo día en Caracas se había constituido una Junta Patriótica en la clandestinidad. Dirigentes de diversas organizaciones políticas que adversaban al régimen de Marcos Pérez Jiménez, convocaban al pueblo para derrocar la dictadura militar. Convocatoria inspirada en la Pastoral de Monseñor Rafael Arias Blanco, Obispo de la Ciudad de Caracas.
Aquel 27 de junio llegó a Venezuela procedente de Portugal un muchacho con apenas14 años de edad, que había emigrado de Portugal porque su padre quería evitar su muerte segura. Portugal tenía abiertos siete frentes de guerra en sus colonias, y reclutaba muchachos para llevarlos a los frentes de guerra a “defender la patria” en el Timor portugués, Angola, en el África Oriental, Mozambique, Guinea, la India portuguesa de Goa, Diu y Dama en China.
El ejército lusitano reclutaba a quien fuera capaz de sostener un fusil en sus manos. Los militares, los reclutaban y se los llevaban al cuartel. Les entregaban la cartilla militar y los clavos para la urna, porque nadie regresaba vivo a la península.
A espaldas de una vida Juan Campolargo dejó atrás su familia, fundada por su padre y maestro Manuel da Silva Rosa. Tratante de ganado y aficionado a la fiesta de los toros. Fue su maestro da Silva Rosa y el espejo de su conducta ante la adversidad. La madre, mujer de carácter y formación severa, amorosa siempre y vigilante porque se cumpliera el buen comportamiento de sus hijos.
Juan Campolargo trajo por equipaje dos bultos muy pesados: una maleta con ropa y un maletín lleno de chorizos y de aceite de oliva. Entre las vituallas un sobre, con 400 dólares americanos. Desorientado en el muelle, buscando un norte al desembarcar se le acercó, ofreciéndole ayuda, un negro gigantesco al que la sonrisa le partía la cara asomándose un puñado de dientes de oro. Se ofreció cargarle los dos paquetes, y a los pocos minutos el muchacho estaba sólo, incomunicado por ignorar el idioma y desesperado en el puerto de La Guaira. El estibador no era tal, era un estafador. Juan Campolargo no entendía nada de lo que la gente decía, y a él tampoco le entendían en su atropellada desesperación. Hasta que tres días más tarde en la playa del mercado del puerto de La Guaira, entre aquel barullo surgieron palabras que sí comprendía. El que hablaba era un portugués que había ido a La Guaira para reclamar una mercancía.
Cosas de Dios, el paisano conocía a don Manuel da Silva en Coímbra y comprendiendo lo sucedido se hizo cargo del muchacho de 14 años, desamparado a su llegada a Venezuela. Lo llevó a Chivacoa, en Yaracuy, y allí comenzó un mágico peregrino
El ganadero puntero
Foto: El Vito
Cincuenta años más tarde de aquellos acontecimientos Juan Campolargo es un reconocido ganadero en Venezuela. Hombre de campo, criador de ganado y comerciante en los mercados de carne, ha formado un equipo con más de 22 hombres en diversas propiedades y oficios. Todos tienen sus fincas propias, y son jefes de familia, que educan a sus hijos en escuelas que Campolargo ha sembrado por toda la comarca en poblaciones del Yaracuy como San Jaime y La Yuca. Pueblos que circundan su ganadería de reses bravas y que se sirven de aguas y energía que el ganadero distribuye gratuitamente a la comunidad.
El que más lidia en Venezuela
Hoy es Juan Campolargo el ganadero de ganado bravo que más corridas lidia en Venezuela. Más de 14 corridas de toros por temporada, lo que es una producción superior a los 100 toros, novillos y becerros. Su plaza de tientas es aula abierta para los toreros de Venezuela, matadores y novilleros, que se forman en el inmenso redondel de El Paraíso. Plaza con troneras en los burladeros de un redondel rodeado de cedros y rabos de ratón, de intenso verde, como las colchas esmeraldinas de sus extensos potreros sembrados de brachiaria.
Son más de 17 las temporadas en las que se mantiene al frente de la tabla del escalafón, a pesar que las empresas de las grandes ferias le excluyen de los grandes acontecimientos de la con la manida excusa de que “las figuras no quieren sus toros”. Perversa receta de los empresarios que esconde grandes mentiras y oscuros intereses.
Agua y pastos a granel
Foto: El Vito
El mayoral Marcelo Gómez, nacido en el pueblo de La Yuca, lleva 20 años al frente de las fincas de Las Peñas y El Paraíso, asentadas en 500 y 300 hectáreas respectivamente. Campolargo ha transformado favorablemente el ambiente. Grandes embalses, más de 75 lagunas, 105 potreros con pastos artificiales, zonas de protección de la selva virgen permanentemente vigilada, siembra de peces en lagunas y diques, protección del venado y del jaguar americano, los venados matacanes, las aves migratorias como los patos del Canadá que han hecho de las fincas de la ganadería su estación de descanso en el camino hacia el cálido sur.
Ulises Pedrozo es la mano derecha de Marcelo Gómez, quien como Gómez también es yaracuyano y conocedor, por experiencias, la ganadería de lidia. Un pretexto de Juan Campolargo para la protección de la sabana, el agua que extrae de distintos manantiales ricos y generosos, y que se distribuye en los poblados de Jaime y de La Yuca, pueblos que a diferencia del resto de la zona nunca hay época de sequía. Todo esto además del ganado Brahman -lo llaman “blanco”- para el beneficio y la reproducción de ejemplares de primera clase, toros y vacas que sirven para fortalecer la producción de carne, leche y queso nacional. Sin embargo, la gran pasión de Juan Campolargo es la Ganadería de Lidia.
Los sementales
Omar Cuevas, Médico Veterinario formado al lado de Julio Campolargo, hijo del ganadero quien falleció en una acción violenta del hampa venezolana cuando defendía la integridad de su hijo, de su familia, de su patrimonio en la finca Las Peñas, nos habla de los sementales que sirven a la ganadería en estos momentos.
Cuevas nos cuenta a manera de introducción que lo que hacemos es prolongar la voluntad de Julio (Campolargo), un entusiasta y muy entendido profesional de la genética. Más que mi patrón o amigo, Julio fue mi amigo y cada día intentamos seguir su huella en el camino de la construcción de la ganadería.
Los primeros toros padres de la ganadería fueron un novillo de Las Mercedes, ganadería de Ernesto González Caicedo, indultado en Caracas. Otro fue un toro de Tarapío, Don Marcos, desechado casi de inmediato. Dos toros portugueses de Mario Vinhas que le compró a Hugo Domingo Molina, y a este mismo ganadero dos toros de Torrestrella, ambos indultados en San Cristóbal: Listillo y el Número 77.
En Colombia al ganadero Luis Fernando Castro, con la intervención del matador de toros Hernán Ruiz, adquirió dos toros a Huachicono. Más tarde, un toro padre a Juan Bernardo Caicedo que El Gino tentó en Bogotá, de nombre Buena Raza, padre de un toro que hoy padrea en El Paraíso de nombre Razabuena, indultado por Bernardo Valencia en Táriba. Dos toros -Número7 y 12-, de Juan Pedro Domecq, que fueron a Colombia en vientres de vacas de esta ganadería jerezana. El oro padre más destacado en el historial de Campolargo es Orinoco 39, indultado en 1998 en Ciudad Bolívar por Hernán Ruiz “El Geno”, toro padre de Bravura 842 y nieto del 7 de Jerónimo Pimentel
Hay en la actualidad en Campolargo unas 370 vacas de vientre, servidas por 8 sementales, y por un programa de inseminación artificial que conduce el veterinario Omar Cuevas, siguiendo al pie de la letra el proyecto de Julio Campolargo. Se trata de semen adquirido en Portugal a las ganaderías de Luis Ortigao Costa y Oliveira Irmaos. Semen de toros tentados por el matador Mario Cohelo y extraído por el veterinario Julio Campolargo, cuyos productos son de gran calidad de acuerdo a la evaluación del criador. Los sementales en el campo de Yaracuy, que sirven a las vacas de Campolargo en la actualidad son: Jerónimo 471, colorado, de la ganadería de Jerónimo Pimentel; Andino 696, toro colorado hijo del toro 29 de la ganadería de Torrealta, Peñonsito, semen congelado en Portugal; Razabuena, 760, negro bragado, hijo del toro Buena Raza de Juan Bernardo Caicedo; Sorte II 811, toro colorado hijo de Orinoco 39 que fue indultado en Maracaibo por el caleño Paquito Perlaza; Torbes 832, toro negro bragado, de padre y madre Campolargo; Bravura 842, castaño de padre y madre Campolargo; y Carmelo 20, castaño de Paispamba, hijo y nieto de toros indultados en esta ganadería
FICHA TÉCNICA
La ganadería tiene una población de 700 reses, entre ellas 700 vacas de vientre. Los toros de Campolargo se lidian con divisa que lleva los colores de la bandera de Portugal, el verde y rojo, que arropó por años un imperio donde no se escondía el sol, y del que sus hijos, como es el caso del ganadero Campolargo, se han asentado en muchos países para robustecer naciones frente a los retos del desarrollo y la adversidad surgida de las circunstancias.
Las fincas de Las Peñas y El Paraíso están situadas a unos mil metros de altura sobre el nivel del mar, en Latitud Norte 10° 24′ 3″ y Longitud Oeste 68° 41′ 28″, en el Municipio Cocorote, Sector Jaime del estado Yaracuy. Las Peñas tiene 65 potreros y 70 lagunas, y El Paraíso 40 potreros y dos lagunas. Son manantiales los proveedores de agua, distribuidas en los potreros, estantes, diques de reserva y para las poblaciones de Jaime y de La Yuca como contribución gratuita de la ganadería al pueblo de Yaracuy. Todos los pastos son artificiales, como la Urochloa, (Brachiaria), Pasto Estrella y Guinea. Posee grandes extensiones de leguminosas como son los árboles de Samán y Caro caro Rabo de Ratón. Los rompevientos entre los potreros son cedros y eucaliptos, sembrados hace más de 20 años. Con el añadido de sales minerales y soya como complemento alimentario. Insiste el ganadero que estas fincas son territorio libre de garrapatas, nuche, mosca y plagas.
Esta ganadería es la respuesta al proyecto genético del Médico Veterinario Julio Campolargo, y un reto para los nietos de Juan Campolargo, sus nietos Juan y Jorge Campolargo.
ORÍGENES DE LA GANADERÍA
Cuenta en su relato autobiográfico Luis Morales Ballestrasi, quien para 1977 era ganadero propietario de “Guayabita”, que él le vendió a Juan Campolargo un lote de vacas (40 vacas) con sus crías, y con el toro Don Marcos –que había sido criado en la ganadería de Tarapío con procedencia de Pinto Barreiro el padre de las crías –, como obsequio.
Sigue en su relato Luis Morales
- Más tarde le obsequié el toro Tinterillo“. Guayabita (6 Toros 6, #950, 11 de septiembre 2012) fue la ganadería madre de muchos de los proyectos que en aquella época de bonanza nacieron en Venezuela.
Juan Campolargo conoció a Luis Morales en el Matadero Municipal cuando los dos vendían ganado para y tuvieron un acercamiento amistoso por su afición a la fiesta. De aquellas 40 vacas murieron 20 en el traslado como producto de la inexperiencia en el manejo del ganado bravo. Se sacrificó el toro Don Marcos, pues sus crías no dieron buen resultado y se dejó a Tinterillo, toro de procedencia santacoloma por la vía de la ganadería del doctor Ernesto González Caicedo de Las Mercedes. Se compraron más vacas a la ganadería de Tarapío. y al ganadero Hugo Domingo Molina se le compraron cuatro toros, dos toros portugueses de Mario Vinha y dos españoles de la ganadería de Torrestrella, que habían sido indultados en San Cristóbal.
Para el debut de la ganadería, Campolargo se hizo empresario en San Felipe. Organizó la Corrida de la Feria de las Flores en mayo de 1980 y contrató a Antonio José Galán, Celestino Correa y el triunfador de la tarde que fue Bernardo Valencia, que salió en hombros. Eran los becerros que llegaron a pie de cría en la compra a Guayabita.
En el tiempo han padreado en la ganadería dos toros de Huachicono, del colombiano Luis Fernando Castro, un toro de Juan Bernardo Caicedo, de nombre Buena Raza. Dos toros importados en vientre a Colombia de la ganadería de Juan Pedro Domecq. El toro Carmelo de Paispamba y el 842, Bravura hijo de Orinoco que ha sido la semental estrella de la ganadería, fue Orinoco indultado en Ciudad Bolívar en el 1998 la tarde del primer gran triunfo de la ganadería en su historia
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