29/3/20

Cuando el arte es perenne

Miguel López: Casi a la luz de la luna, en la ganadería del Marquez de la Real Defensa.

por: Jesús Ramírez "El Tato"

No está Miguel López perdido en nostalgias; más bien es que hay reservas en el toreo, ajenas por completo a intereses comerciales, que perviven en el campo bravo y en las buenas tertulias entre taurinos.

Miguel López es un maracayero, novillero de décadas atrás, que pisó todas las plazas de primera del país, con clase y conocimientos; construyó pasajes rasantes de ilusión y esperanza a muchos aficionados de esencia y exigentes.

Y este Miguel López de la artística foto, es de esos toreros con parcelas propias, de arte y valor, que a lo mejor no pudieron ser desmenuzadas técnicamente en su tiempo; porque, precisamente, el arte es producto de inspiración nata y sentimiento, a veces difícil de explicar.

Aquí no está el refugio que produce la nostalgia, sino una realidad sentida, casi a la luz de la luna, en la ganadería del Marquez de la Real Defensa; allí, Miguel López, con muletazos de clase como este con desdén y desmayo, con el cabello blanco y su humanidad de poco ejercicio físico, ilumina la tarde con ese arte que no envejece, cuando se está en la cara del toro y a campo abierto.

Así son los toreros de arte, la reserva del toreo de lujo que deja aroma, magia e inspiración sin permitir que el arte envejezca.

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