Sábado 18 de Mayo en San Cristóbal


Bono de colaboración desde 10 $ en: Asogata, 
Escuela Taurina César Faraco: Plaza Monumental, Pueblo Nuevo  
Restaurante Miura: Calle 18 con carr. 20, San Cristóbal 
Contacto: 0412 658 4112

6/7/19

Un torero innovador en su tiempo: Costillares

El inventor de la suerte del volapié: Joaquín Rodríguez, "Costillares", nacido el 20 de Julio de 1743 (Wikipedia) Foto: wikimedia.org

** ¿Sabe Ud qué es un toro descolgado?

Columna: RETAZOS TAURINOS (LVII)

por: Eduardo Soto Alvarez.


• Uno de los toreros más famoso del siglo XVIII, fue sin duda Joaquín Rodríguez, Costillares, no solo por sus distintos aportes a la Fiesta Brava, sino porque existen numerosos grabados de su figura, incluso uno atribuido a Goya, que lo muestran alto y fuerte como ha debido ser, pues se ganó el apodo cargando costillares de reses, en el matadero de su Sevilla natal.

Se dice que fue de los primeros en utilizar la muleta como parte importante de la lidia e inventó el volapié, para despachar aquellos toros que llegaban con poco fuelle tras el trasteo con la flámula y no se podían matar recibiendo, como era lo acostumbrado en ese entonces.

Fue también de los primeros en cobrar grandes sumas por su actuación y exigía además que se le contratara de una vez por varias corridas, lo que nadie se atrevía a solicitar, mucho menos cuando sus honorarios eran casi el doble de lo que les pagaban a otros toreros.

Se retiró porque sufría de un carbunclo en la mano derecha que, a la larga, le impidió matar toros. Costillares murió en Madrid en 1800, pero no se sabe con certeza su fecha de nacimiento, aunque algunos la sitúan en 1748.


• Hace doscientos años nació José Rodríguez Redondo, El Chiclanero, uno de los primeros toreros completos en la historia de la profesión, pero también tuvo fama de fanfarrón y malagradecido. Hizo carrera gracias a su paisano Paquiro, quien lo descubrió, lo incorporó a su cuadrilla, fue su maestro y su padrino de alternativa; no obstante, El Chiclanero no tardó en desafiarlo y decirle que era mejor torero, pues era redondo como su apellido. La competencia puso las cosas en su justo lugar.

José manejaba el capote con elegancia, solía lucirse en banderillas y llegó a ejecutar muy bien el volapié, pero tenía la curiosa costumbre de prorrumpir en carcajadas cada vez que lo lograba. Su vida no fue muy monástica, contrajo tuberculosis y murió en Madrid en 1853, cuando apenas había cumplido los treinta y cinco años.

Por cierto, visité Chiclana hace algún tiempo y fue una agradable experiencia, su gente amable y su Museo Taurino muy interesante.


• Es importante para los aficionados saber calibrar la actuación de los subalternos, encargados normalmente de dar los primeros capotazos de la lidia, con el doble propósito de enseñar a embestir al toro y descubrir sus cualidades y defectos. Primero hay que correrlo siempre en rectitud y luego se provoca su arrancada, con el capote por delante a media altura, citando de frente y desplazándose hacia atrás, sin que el toro enganche o pase y sin obligarlo a rectificar su viaje, para poder observar mejor las condiciones naturales del toro. Reconocer una buena brega es de justicia para los toreros de plata, a quienes muchas veces solo se les aplaude, cuando su matador los autoriza a desmonterarse y saludar desde el tercio, tras un buen par de banderillas.


• Por otra parte, es importante para un diestro, en especial si ha hecho un buen trasteo y tiene opciones de triunfo, elegir adecuadamente el momento de entrar a matar. Si se pasa de faena, puede causar que el toro se descuelgue, es decir que por cansancio y por efectos de la lidia, lleve la cabeza demasiado baja, dificultándose más conseguir una buena estocada. El toro descolgado derrota hacia arriba en el momento del embroque, propiciando el pinchazo o la colocación defectuosa del acero; además, tapa el hoyo de las agujas, que se encuentra inmediatamente detrás del morrillo. El torero debe evitar también entrar a matar a toro crudo, pues una embestida todavía muy violenta, tampoco facilita la ejecución de la suerte suprema que, como lo sugiere su nombre, es la más difícil y peligrosa de todas.

• Abanto es el toro que a la salida corretea mucho por el ruedo y tarda en parar; el blando el que se cae y sale suelto de los caballos en cuanto siente la pica; el bronco tiene una embestida áspera, dura y descompuesta; y el toro boyante es bravo, noble, pronto y da buena lidia.

Eduardo Soto Alvarez.

05/07/2019.

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