por: Giovanni Cegarra
Los acontecimientos circunstanciales derivados de la crisis socio económica política reinante en el país, de la que Mérida no se escapa, decisiones en la que unos se lavaron las manos como Poncio Pilatos, aparte de los que jugaron a que no se diera, conllevó a la definitiva suspensión del Carnaval Taurino de América 2019, actividad central de la Feria del Sol, que tampoco pudo celebrar sus 50 años de vida, hoy cronológicamente ya en el recuerdo, generando una verdadera nostalgia ferial taurina, en esta tierra de Los Andes Venezolanos.
De haberse dado el Carnaval Taurino, aficionados y los que no los son, estuviésemos ya disfrutando de todo aquello que trae el preámbulo de una corrida de toros, que si asistir al sorteo del encierro a lidiarse en la Monumental Román Eduardo Sandia, la Misa Taurina, reencontrarse con amigos aficionados y colegas taurinos, disfrutar de programas radiales feriales, otros de alguna actividad propia de la Feria del Sol y ni modo, será Dios mediante el año venidero 2020, con la esperanza que las cosas hayan cambiado en este país convulsionado por la intolerancia y crisis económica política.
En verdad, que uno no se halla en estos días, toda vez que el reloj biológico ya programado para esta época del año, para el disfrute del Carnaval Taurino de América, se desprogramó circunstancialmente por la realidad país; nos invade, por mucho que no queramos, la nostalgia ferial taurina, a más ver.
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