El festival taurino más antiguo, según su Ayuntamiento, pues tiene 147 años, es el de Chinchón, España. Foto: Pepin Liria de traje corto - La Verdad.es
por: Eduardo Soto Alvarez.
Para darnos un pequeño respiro, en la lucha por recobrar la democracia y la libertad, secuestradas por un régimen, carente de humanitarismo y que rechaza la solidaridad, el cual nos ha inundado en las tinieblas los últimos días, les propongo repasar el tema que encabeza estas líneas.
En nuestro país, por razones conocidas, han proliferado los festivales taurinos, los cuales, según la normativa española, son festejos en los que se lidian reses despuntadas, en traje campero y se ajustarán en lo demás, a las estipulaciones que se aplican a otros espectáculos, donde se lidien reses de la misma edad.
El Reglamento a la Ordenanza Taurina de nuestra Mérida, incluye los festivales, en la clasificación de espectáculos taurinos, pero sin señalar sus características.
Sin embargo, al especificar las reglas que se aplicarán, establece excepciones para ellos, en cuanto al número de reses a lidiar, a la posibilidad de que se incluyan hembras y machos castrados (siempre que lo apruebe la Comisión Taurina) y no está permitido vestirse de luces, solo el traje corto o campero, el ranchero y el liki liki, nuestro traje típico nacional.
Como algunas veces, se celebran festivales taurinos con fines benéficos o para rendir algún homenaje, la empresa deberá consignar, además del papeleo normal, la autorización por escrito de la persona, sus familiares o del representante legal de la institución, que los ha motivado y está en la obligación de presentar a la Comisión Taurina, copia del recibo, de la suma destinada al beneficiario.
El festival taurino más antiguo, según su Ayuntamiento, pues tiene 147 años, es el de Chinchón, que comenzó en los tiempos de Frascuelo, quién los inició a beneficio de los pobres en 1871, para agradecer las atenciones recibidas de los vecinos, tras sufrir un grave percance.
Frascuelo, continuó presentándose todos los años, hasta su muerte, en 1898. Marcial Lalanda, siguió su huella, a favor del Asilo de Ancianos, hasta que se retiró, en 1942, pero continuó encargándose de su organización, por ocho años más; hasta 1980, lo hizo Julio Aparicio, luego Manuel Vidrié y después, el hijo homónimo del primero.
El Festival, se sigue celebrando hoy día, en el mes de octubre, a beneficio de las Madres Clarisas y marca el cierre de la temporada taurina de Chinchón.
El Festival más apoteósico, puede que haya sido el del 1º de octubre de 1952, en la Maestranza de Sevilla. Se celebró, en homenaje a Rafael El Gallo, con reses de Pinohermoso, Escobar, Cossío, Osborne, Esteban González, Cobaleda, Concha y Sierra, Graciliano y Montalvo. Torearon a caballo, Ángel Peralta (oreja) y el Duque de Pinohermoso. Los de a pie, que no alcanzaron a cercenar apéndices, fueron Chicuelo, Juan Silveti y Curro Galisteo. Rafael Gallito cortó una oreja y Domingo Ortega, Manolo dos Santos y nuestro César Girón, que había tomado la Alternativa dos días antes, cortaron dos orejas y rabo, cada uno. En el palco presidencial estuvieron, nada menos, que Machaquito y Belmonte.
Los festivales benéficos, al igual que las corridas de beneficencia, son de las expresiones más nobles del espíritu humanitario y del sentimiento de solidaridad, sin los cuales es imposible ser torero, ni tampoco aficionado, pues en el auténtico, su inclinación a la tauromaquia, no está basada en afanes crematísticos y se caracteriza, no solo por compartir en la Plaza, las alegrías y decepciones de una tarde de toros, sino también por hacer causa común, para enfrentar las embestidas, que acosan por doquier la Fiesta Brava.
Ni los Festivales, ni los trofeos alcanzados, son válidos para el Escalafón; pero es grato recordar, que quizás el diestro con más paseíllos, en festivales de beneficencia o de homenaje, sea el recordado diestro nacido en Caracas, Antonio Bienvenida.
Por cierto, en Tovar, El Pueblo Taurino de Venezuela, donde nací hace ya un montón de años, se está organizando, para el domingo 24 de marzo, un Festival Taurino, a beneficio del Hospital San José, el cual es más necesario que nunca y, aunque el horno no está para roscas, esperamos que tenga todo éxito.
Eduardo Soto Alvarez.
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