El cronista taurino venezolano Pepe Cabello, saludando a su gran amigo Sebastián Palomo Linares. (Foto Cuevas).
Con motivo de cumplirse, el 24 de mayo de 2017, un mes del fallecimiento del maestro Sebastián Palomo Linares, comparto con los aficionados taurinos el magnífico y ameno reportaje de mi gran amigo Pepe Cabello (Q.E.P.D.), publicado en su libro “Toreros Fuera del Ruedo” en 1972.
Rafael Dupouy Gómez
por: Pepe Cabello - Libro: “Toreros Fuera del Ruedo” - 1972
Entró a la historia por un rabo en Madrid. Toreó para sacar la mugre de casa. Su Palomar es un fastuoso palacio.
En Linares, pueblo andaluz y minero, balcón de Sierra Morena, entre flores y romeros, murió “Manolete”. Y en Linares, le sobraba mugre y le faltaban pesetas, nació Sebastián Palomo. Pasado y presente de la fiesta brava. Dos nombres toreros y una ciudad, plaza vetusta con piedras machacadas en bajos tendidos, en la historia de una geografía con piel de toro.
Le pusieron Palomo, ¡era tan chiquito! exclamó la madre, y le agregaron el Linares, en los carteles. Ocho hermanos. Todos los días atormentando el hambre. Penalidades. Finalmente en silencio la resolución:
-¡Seré torero!
La carrera más rápida de la tauromaquia. En veintidós meses de maletilla, ambular de un sitio a otro, toreando a las reses a escondidas en los cortijos a matador de fama y su frase:
-Quiero quitar la mugre de mi casa...
Le sobraba mugre y le faltaban pesetas. Ahora todo es limpio, claro como el agua que no falta y albo cual la harina que coqueta empolva el pan. Sebastián Palomo Linares, a los veintiún años de edad, fue millonario.
LA PRIMERA VAQUILLA
En Jaén abundan las minas de plomo. Golpea el pico sobre la tierra, se desmoronan los trozos levantando un polvillo gris. El 27 de abril de 1947 nacía Sebastián, flotaba en el aire esa tonalidad incolora de la miseria, que sólo produce sombras. Desde chico empezó a trabajar como zapatero.
Sin antecedentes taurinos en la familia, pero con mucha afición por las cosas de los toros. Con ocho años, sin permiso de sus padres, se marchó Sebastián a la ganadería de Santa Helena, a cincuenta kilómetros de Linares.
-Me colgué de un tren hasta llegar a un sitio denominado “El Añadido”. ¡Y después caminando... caminando!
Lo dejaron actuar, ante una vaquilla, como no permitirlo, era tan simpático el chaval, saliendo con un tremendo revolcón pero el regusto de sentir la emoción en varios muletazos con la izquierda. Siguió de aprendiz de zapatero en el taller de Pedro Casado. Martillando suelas, clavando el deseo de ser torero en su corazón infantil.
¡LA OPORTUNIDAD!
Los hermanos Dominguín, idea de Domingo, el mayor, decidieron organizar en su plaza de Vista Alegre, la segunda de Madrid, una serie de festejos para descubrir noveles. La llamaron la “Oportunidad”. Se presentaron mil doscientos maletillas. Palomo recuerda su fama, para adelantarse al grupo:
-Yo me “colé” entre los maletillas. Les dije que tenía que marcharme y les debí hacer gracia, porque me dejaron pasar. Toreé la vaca, fui aprobado en el examen, pero mis compañeros me dieron una paliza por “colarme”.
El 20 de julio de 1968 se viste de luces en Vista Alegre para resultar el máximo triunfador. Televisión y prensa proclama las condiciones de Palomo. Había agarrado muy fuerte la oportunidad. Fue su gran oportunidad y cabalgó en hombros.
DE MALETILLA A MATADOR
Palomo es la picardía personificada. Picaresca sin maldad, el afán de superarse y ser el mejor. Y hacer las cosas premeditadas:
-Cuando chico, allá en Linares, entrenábamos en una cantera, tres compañeros y yo. Hacíamos una práctica completa de todo. Nos preparábamos para entrar a escondidas en los cortijos y también para el caso de tener que lanzarnos como espontáneos en alguna plaza.
El 3 de enero de 1965 debuta Palomo con picadores en Ondara (Alicante), alternando con Vicente Punzón y “El Inclusero”, con astados de Núñez Guerra:
-Tuve una tarde completa, sonríe Sebastián cuando habla, parece que tartamudea un poco, llena de triunfos y esperanzas para mí carrera, conquisté cuatro orejas, dos rabos y una pata.
Suma ese año ochenta novilladas y recibe como trofeos 190 orejas. Publicidad desbordante en todos los periódicos.
Entrevistas y reportajes. El 19 de mayo de 1966 la alternativa en Valladolid, con toros de Galache, siendo Jaime Ostos maestro de la ceremonia y testigo “Mondeño”.
A una mano remató Palomo Linares los lances de bienvenida al burel que le cortó las orejas y el rabo en la feria madrileña de San Isidro 1972. El mundillo taurino tembló de emoción, después de 34 años un rabo era otorgado en la Catedral del Toreo (Foto: Martín). Libro “Toreros Fuera del Ruedo” de Pepe Cabello.
Presenté la crónica viajera de Venezuela. Pude comprobar la tremenda popularidad de Palomo Linares, como se enfrentaba a “Feíllo”, era en realidad un toro demasiado bonito y cómodo, berrendo con fino tipo, al que le tumbó las orejas. El maletilla de veintidós meses se había transformado en matador.
AMIGO
En muchas oportunidades el cronista habló con el torero. Aquella noche en Valladolid viendo por televisión un partido de fútbol después de la corrida, luego en Madrid, en Alameda de la Sagra, un pueblito cerca de Toledo, donde viven las tías de Eduardo Lozano apoderado y también en América. A Palomo le sorprendía y gustaba la posición del periodista:
-Así debe ser. Tener libertad para escribir y decir las cosas, como se siente ¡El sentimiento no se debe esconder, ni disfrazar!
Pero seguidamente le salía su picardía, soltaba la risa y su comentario:
-A los amigos hay que tratarlos con mano suave ¿Verdad? No decirles las cosas tan fuertes...
En Caracas (Venezuela) la Presidencia le negó la oreja a Palomo y al segundo astado, simuló cortarla con la espada. Le agarró el apéndice auricular con la izquierda y procedió con la diestra a efectuar un movimiento de serrucho, pasando varias veces el acero. Todo esto con el toro vivo. En la reseña anotamos que la negativa de trofeo fue justa. A Palomo no le disgustó la observación, sólo añadió:
-A los amigos hay que tratarlos con mano suave...y movió, en forma de serrucho, su diestra. Cada vez que la crónica era “fuerte”, según su expresión, repetía sonriente el ir y venir de la mano. Correspondió a España las atenciones que en Caracas le dispensaron Manolo Rigueiro y Federico Uslar. Al ser corneado en Castellón, herida gravísima, el pitón entró por completo en el vientre, tuvo que estar retirado varios meses y se fue a descansar a Alameda.
Era fácil conseguir saber su forma de pensar, en la intimidad de aquella soledad que desata la lengua y desboca las palabras. Reapareció en Granada, tomó la espada y la muleta y se acercó a la barrera:
-Doctor Pepe Cabello, voy a brindarle la muerte de este toro para agradecer a toda Venezuela las deferencias que ha tenido con mi persona, al preocuparse tanto por mi salud.
¡Va por Venezuela!
En el hotel ratificó que su agradecimiento era sincero. De Venezuela habían llegado numerosas cartas, telegramas y llamadas telefónicas al Sanatorio. Se puede decir que Rigueiro y Uslar habían realizado el viaje para verle. Y en Granada aplaudieron la vuelta de Palomo, su bello gesto. Un gesto de importancia, por tratarse del astado de su reaparición que es costumbre dedicar al público. Pero Palomo rompió con el rito. A Venezuela la ofrenda.
¡Gracias amigo!
De verdad un amigo. Para tratar con afecto fuera del ruedo. Y la misma mano de siempre, sincera y objetiva, en las crónicas de toros.
CONFESIONES
El diálogo se unifica en la entrevista, pero se forma en diferentes lugares. Trozos de conversaciones sostenidas aquí y allá. Unas veces en pleno vuelo, otras a toda velocidad rumbo a Aranjuez para comer espárragos. Palomo Linares lleva un santuario a cuesta. Muchas medallas.
-¿Cuál es la que más quieres?
-En realidad a todas, pero siento especial cariño por la Virgen de Linares, con la que salí de mi pueblo al ir a Madrid, a buscar la “oportunidad”.
-Las otras, ¿qué Virgen representan?
-Una de Santa Ana, que yo llamo “La Abuelita”, que es como le dicen en Jumilla. Esta es el Santo Rostro de Jaén, aquí la de los Desamparados... ¡Esta... y ésta...!
-Suficiente Sebastián ¿tienes novia?
-¡No!... No puedo tenerla a mi edad, estando tan ocupado con esto del toro.
-¿Qué es lo que más te gusta hacer?
-¡Torear! Eso ni se pregunta, torear…
-¿Y después de torear?
-Leer revistas, los “tebeos”, los libros de toros de Cossío y la Tauromaquia de Pedro Romero. También ir al cine, la tela y jugar a las cartas con los viejos del pueblo. ¡Eso me divierte mucho!
-¿Te gusta hablar?
-Mucho, especialmente con personas que sepan de toros y por ello me pasaba muchas horas en compañía de Federico de Oro, quien vive en Alameda y fue apoderado de Domingo Ortega.
-¿Toreros favoritos?
-A los actuales los respeto a todos. Respeto a quien se vista de torero. Y del pasado a Juan Belmonte, que cambió el sistema de torear, ganándole terreno al toro. A “Joselito” que podía con todos los toros, a “Manolete” con su gran personalidad y forma de ser. También “El Guerra”, que era un tío, cada palabra una sentencia, así como “Bombita”, un lidiador de aquí te espero. ¿Y qué me dices de la estocada de Mazzantini?, ¿Y de Domingo Ortega?
-Para ser figura del toreo, ¿es necesario la suerte?
-Para todo hay que tener suerte, pero no comparen a los toros con la lotería. La verdadera lotería es que embista el toro, es una parte y la otra, casi el noventa por ciento, la tiene que poner el torero…
-¿Qué piensas de la muerte?
-No puedo pensar en eso. Nunca me imagino la muerte, ni yo de viejecito a punto de morir...
-¿Y de las cornadas qué?
-¡Dios! Dios está en todas partes y yo estoy con él. Una cornada es obra de Dios, cuando el deja que los pitones se claven en la carne será por algo.
-Luego de una cornada, ¿sientes miedo?
-¡No! Todo tiene que seguir igual. El miedo no existe, yo no creo en el miedo. Creo en la seguridad. Y yo tengo seguridad.
Así habla Sebastián Palomo Linares. Como todo un hombre. Sonriente siempre, pelo revuelto, flequillo adelante y atrás un remolino, pero con un fondo filosófico de madurez intelectual.
NO LE GUSTA EL ORO
La verdad a Palomo no le gusta el oro. Parece que el amarillo le es repelente, prefiere la plata. En su sentido figurativo del dinero y también por su color. Todos sus trajes de luces son a base de plata, con blanco o tonalidades suaves.
Eso tiene para Palomo un motivo.
-Desde que me inicié como novillero he usado la plata en mis trajes de luces. Es de buena suerte seguir igual. . .
En una oportunidad el matador se puso un terno lila con oro viejo, la tarde no le salió muy bien. Definitivamente a Palomo no le gusta el oro, para salir a la plaza.
¡EL DINERO!
Millonario de verdad. Desde que recibió la alternativa tiene Sebastián Palomo Linares el sello de torero caro. En una oportunidad no vino a América por hacer una película, otra vez suspendió su campaña, estaba anunciado en Cali, elevados emolumentos, alegando enfermedad. Piensa construir una casa cerca de Aranjuez, sobre una colina, cuyo proyecto solamente cuesta dos millones de pesetas. Tiene ganadería de reses bravas, debutando con una novillada en Vista Alegre y salieron bravísimos.
Cuando esta libre, pocas veces sucede eso, hasta la fecha se mantiene entre los punteros, le agrada irse a Alameda de la Sagra. Con las tías de su apoderado Eduardo Lozano, jugando a las cartas con los viejitos del pueblo, enseñándoles a los muchachos a mover la capichuela y examinando sus propiedades. Siembra de todas clases. Con su banderillero de confianza, Antonio Caro, entrena a diario.
-¿Su mejor faena?
Una en Castellón de la Plana la mencionada siempre en las entrevistas. Hace poco le aseguró al cronista, después de una corrida en Barcelona, recibió tres orejas, que en Sevilla se sintió muy a gusto. Y agregó:
-Al público no le entusiasmó mucho mi labor, estaba frío conmigo como sucede con los toreros que no son de allá. Pero a ese toro de Guardiola, un verdadero toro, le he dado los mejores muletazos hasta la fecha.
Una vida por delante para Palomo. Remontando vuelo. Desbordante simpatía, personalidad dentro y fuera del ruedo. De maletilla a matador. Por los cielos de la gloria, cabalgando nubes de éxito.
PASA A LA HISTORIA
Así los iniciales muletazos de Palomo, con la montera en la mano izquierda, rodillas clavadas en la arena. (Foto: Cano). Libro “Toreros Fuera del Ruedo” de Pepe Cabello.
Tambaleante el mundillo taurino. Aquello parecía imposible, en el ferial madrileño de 1972 cortaba Palomo el primer rabo que se otorgaba desde hacía 34 años. Con la hazaña pasaba a la historia, su trasteo tuvo el mérito del reposo y la rítmica continuidad. Desde las suaves verónicas, rematadas a una mano, pasando los derechazos de rodilla y el pectoral por ambos lados, en la misma posición, para seguir con naturales perfectos. Y culminar con estocada, rúbrica del pitón en la pierna derecha, rasgada la seda, carne al aire en rosa de sangre, en cubrir de pañuelos los tendidos. Un rabo en Madrid, la mayor hazaña de los últimos tiempos.
Lo increíble, Palomo Linares pasaba a la cumbre de la torería con el rabo de “Cigarrón” en Madrid, el 22 de mayo de 1972. (Foto: Cano). Libro “Toreros Fuera del Ruedo” de Pepe Cabello.
La campaña de Sebastián en su año cumbre de 1972 tuvo triste final, un hachazo en la mano izquierda retumbó hasta el codo, salió el hueso por ese sitio. Al Palomar, verdadero palacio, en lo alto de una loma cerca de Aranjuez, tuvo que refugiarse el diestro. Corte de amores y amoríos. Personalidades rodeando al ídolo. Estrellas de cine, las mujeres más bellas en su ambular por los predios de Sebastián. Aquel chaval que había sacado a los suyos de la mugre, que ahora reparte generoso todo lo que tiene, para volver luego a los ruedos a seguir la lucha. Su lucha contra la fatalidad, imponiéndose solo.
PEPE CABELLO
(Pepe Cabello. “Toreros Fuera del Ruedo”. Caracas, Año 1972.)
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