Lo taurino venezolano, está en cero, en punto muerto.
por: Giovanni Cegarra
Seguimos en las mismas en este país, en un tira y encoje que raya la paciencia de todos, no se llega a nada y en medio de todo este enrarecido panorama, nuestra Fiesta Brava viene nadando en turbias aguas, manteniéndose a flote abrazada de un madero que la arrastra junto a la crisis socio económica política que se afronta y confronta en Venezuela, en la que en estos tiempos por demás difíciles, hablar de toros, sería no estar acorde con la realidad que se tiene por delante en nuestro territorio venezolano.
Inevitable realidad la de la Fiesta Brava en Venezuela, tan clara como el agua misma. Imposible se escape de la crisis en la que está sumido nuestro país, que afecta a todos por igual.
Indudablemente que la nostalgia por la Fiesta Brava es difícil de ocultar y la alivia con satisfacción en medio de esta crisis, el saber que en otras latitudes del mundo: España, Francia, Perú, hay novilleros y matadores de toros venezolanos que están poniendo muy en alto los colores patrios, con su toreo de impecable firma, como es el caso, entre otros, de los novilleros andinos Jesús Enrique Colombo, Manolo Vanegas a punto de recibir su Alternativa, Carlos Sulbarán; los matadores de toros Eduardo Valenzuela, Gregorio Torres Maravilla, Javier Cardozo, César Vanegas, Antonio José Ramos.
Con todo y crisis, la afición y pasión no perdemos por nada del mundo, se mantiene en las buenas y en las malas, abogando, hoy por hoy, por venideros buenos tiempos que deberemos, unidos todos, contribuir a forjar o de lo contrario, nos come la desgracia, no habrá nada que nos quite el llanto.
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