8/6/09

LA CRÓNICA TAURINA

**** A algunos quienes desconocen el valor literario de la crónica taurina, y en este caso quien la representa, como lo es el Cronista Taurino, personaje que por desconocimiento sesgado por parte de algunos “periodistas eruditos” del toreo en Mérida no reconocen…

Víctor José López “El Vito” - Diario Meridiano


En el prólogo a uno de sus libros, escribe Jorge Valdano que “se ha dicho del fútbol que, aunque es el deporte más popular de la historia del mundo, no tiene quien escriba sobre él. El más obvio elemento de comparación es la fiesta de los toros, que ha creado en torno a sí una deliciosa y vasta literatura a la que no son ajenos interesantes poetas, y hasta obras musicales y pictóricas de importancia. Parte de la explicación consiste en que la literatura taurina cuenta con Ernest Hemingway, un relator que le dio prestigio internacional. En otra materia, el fútbol está muy lejos de los toros y de otros deportes. El boxeo ha tenido un Norman Mailer y el béisbol un Red Smith. El fútbol está todavía buscando quien descubra el misterio raro de su éxito y lo revele. Pero no es propiamente un problema de falta de textos, sino de falta de cronistas”. (El País, Madrid. Introducción a Cuentos de fútbol, por Jorge Valdano).

¿Y qué es un cronista?, pues dirá Usted, amable lector que “el que escribe crónicas”, y dice el Manual de Estilo del diario El País de Madrid que “una crónica es un estilo situado a medio camino entre la noticia, la opinión y el reportaje”.

Abundará el lector en curiosidad y querrá saber ¿cuándo debe emplearse el género periodístico de la crónica? Pues cuando se trate de informaciones amplias, como son los el caso de la información taurina, la corresponsalía de guerra, el relato de una noticia de sucesos y por ello lo de “crónica taurina”, “crónica de guerra”, “crónica roja”.

El origen del periodismo taurino está en las “relaciones” y en la “revista”, dos oficios que mucho tuvieron que ver en su día con el ejercicio militar que engendró a la larga el toreo,

La revista no era tema taurino específico, pues primero se extendió al teatro, más tarde al cine y a los espectáculos en general hasta meterse en los fogones de la gastronomía urbana, es decir en las fondas y restaurantes, hasta llegar a la asamblea política que en Madrid fueron las Cortes y en Venezuela el Capitolio, el Congreso de la República.

El revistero no era un crítico, era más bien un informante, un relator de lo que ocurría en el Congreso de la República sin que fuera necesaria una opinión sobre los hechos.

Más tarde, en la plaza de toros a la revista se le desliza un leve pensamiento crítico los elementos valorativos del revistero, elementos que están sujetos a la correspondencia de lo relatado con unas normas fijas que se sustentan en conceptos de técnicos y estéticos.

No olvidemos que el toreo se convierte en arte al momento que se depura, se embellece la técnica.

La crónica podría decirse que es un estadio superior de la revista, una afirmación del criterio personal y la valoración académica y fija.

El primero en negar su condición de revistero y titularse cronista fue Don Modesto, José de la Loma que por encima del academicismo defendía el valor de la subjetividad y de la impresión personal.

La naturaleza de la revista es estática, la de la crónica es dinámica y sugiere una relativización de los conceptos de calidad o de belleza, de triunfo o de fracaso.

Mariano de Cavia, Sobaquillo, como Don Modesto, se apoyan en sus conocimientos teóricos y técnicos de la tauromaquia en los cuales para desarrollar la crónica taurina, la que apoyan sus hipérboles valorativas, llegando Don Modesto y Sobaquillo a la razonable conclusión de la imprescindible relación que existe entre las condiciones del toro y la disposición del torero, sin lo que no hay crítica posible.

La crónica es un género híbrido de opinión y de información, objetiva en aquella u subjetiva en esta. Participa la crónica del reportaje y del artículo de opinión, es subjetiva a la vez, objetiva en cuanto se rige la rectitud y la independencia de criterio, La objetividad pura no existe.

“Soy cronista taurino, no revistero de toros”, afirmó don José de la Loma, Don Modesto, cuando en la última década del siglo XIX publicaba sus crónicas en el Liberal, Se considera a don Gregorio Corrochano como el inventor de la actual crónica taurina, aunque para ser justos debería considerársele como la culminación y perfeccionamiento de su proceso, Don Modesto fue el primero en definirse como “cronista”, dejando de un lado el término común de revistero.

Federico Alcázar, escribe el 19 de julio de 1945 en el diario Madrid: “Mariano de la Cavia no es solo el creador de la crónica moderna, sino el que la dota de calidades literarias que antes no tenía, hasta el punto de que la literatura taurina no adquiere el rango de importancia y categoría hasta su aparición. Todo aquel núcleo de artistas, literatos y escritores que se agrupan en torno a Lagartijo se debe a Sobaquillo”.

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