Una interesante anécdota taurina que deseo compartir con los amables lectores, ocurrió en la plaza de toros "El Toreo" de México cuando el Coronel Charles A. Lindbergh, famoso héroe de la aviación mundial, visitó ese país en el año 1927 y durante su estadía acudió a presenciar una corrida de toros.
En la revista venezolana "Élite", fue publicado el valioso testimonio del propio Lindbergh, expresando su interés en poder admirar personalmente una corrida de toros, reconociendo la gran afición de los mexicanos por el maravilloso espectáculo que tanto atrae a los públicos.
LINDBERGH IRÁ A LOS TOROS, A PESAR DE LAS SUGESTIONES PARA QUE NO CONCURRA
"Durante dos días más recibiré muchas sorpresas agradables, de ello estoy seguro. Se me ha hecho una invitación formal para asistir el domingo a la corrida de toros. Es posible que vaya. Me gustaría saber lo que son las corridas de toros para poder dar mi opinión, si bien he recibido, de Estados Unidos, algunas recomendaciones para que me abstenga de concurrir a dicho espectáculo; considero que el pueblo mexicano es lo suficientemente capaz de escoger sus diversiones.
Ahora que en cuanto a ir a la corrida que no figura para nada en el programa oficial, y si hay manera de hacerlo, según dejo asentado, lo haré. La decisión de ir no será tomada por mí sin parar mientes en lo que de ello piensen los que en Estados Unidos tienen un prejuicio bien definido contra las corridas de toros y cualquiera que sea su determinación, seguramente será bien comprendida.
Estoy convencido de que en México hay muchas cosas que serían mejor comprendidas por todos los que en Estados Unidos las critican. Por lo que a mí hace, la impresión que me llevaré de México no es de las que se olvidan en mucho tiempo, de las que no se olvidan nunca. Las muestras de cortesía que he recibido y el sincero interés que se ha tomado en mis vuelos, honrándome como si fuese un alto representante de los Estados Unidos, son demostraciones inequívocas. Ya se comprenderá que después de esto no podré sino expresarme de México en tono que corresponda a los innumerables honores de que se me ha hecho objeto. Me sentiré feliz y satisfecho si con el recibimiento que me dispensó el pueblo es posible un mayor acercamiento entre los dos gobiernos, encauzando las relaciones por un sendero de mutuo entendimiento".
Charles A. Lindbergh.
Ciudad de México, 17 de diciembre de 1927.
(Publicado en la Revista Venezolana "Élite", el 28 de enero de 1928).
LINDBERGH ASISTE A LA CORRIDA DE TOROS
Charles A. Lindbergh, presente en compañía de Rodolfo Gaona en la corrida de toros celebrada en la plaza "El Toreo" de la capital mexicana, el 18 de diciembre de 1927. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El domingo 18 de diciembre de 1927, en la plaza de toros "El Toreo", de Ciudad de México, D.F., México, se llevó la doceava corrida de la temporada, participando, en un mano a mano, los diestros Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma", español y el mexicano José "Pepe" Ortiz, a quien llamaban "El Orfebre Tapatío". Se lidiaron seis toros de la ganadería de "La Laguna".
Asistió como espectador esa tarde la máxima figura del toreo mexicano Rodolfo Gaona, acompañando al invitado de honor Charles A. Lindbergh, el famoso aviador norteamericano que había realizado la hazaña de cruzar el Atlántico en solitario piloteando su avión "Spirit of St. Louis", de New York a París, en 33 horas y media de vuelo. Ambas personalidades de fama mundial fueron fuertemente ovacionadas afectuosamente por el público presente.
Del encierro de "La Laguna", cuatro ejemplares tuvieron buen juego. Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma", se justificó ante sus enemigos, demostrando su poderío, arte y valor.
El diestro mexicano José "Pepe" Ortiz. Brindó una magnífica demostración de su muy variado y vistoso manejo del capote.
Los toreros que actuaron en el mano a mano que presenció Charles A. Lindbergh, el 18 de diciembre de
Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma" había sido el matador de toros líder del escalafón taurino el año 1927, con 65 corridas toreadas, cortando 30 orejas y 6 rabos. Fue el que más toreó, a pesar de terminar inesperadamente la temporada, el 29 septiembre de 1927, debido a una grave cornada que sufrió en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el día de la tarde triunfal de Juan Belmonte, ante reses de Pérez de la Concha, cortando el trianero cuatro orejas y dos rabos, saliendo a hombros de la multitud, por la Puerta del Príncipe. Esa tarde, completaba el cartel Manuel Jiménez "Chicuelo".
Charles A. Lindbergh quedó gratamente impresionado del ambiente y colorido de la Fiesta Brava, a la que acudió por primera vez. Igualmente, de las emociones y muestras de cariño recibidas. Durante el arrastre del segundo toro, "Pepe" Ortiz le obsequió su capote de paseo, al gran aviador norteamericano, el cual se lo colocó sobre sus hombros, siendo muy aplaudido y ovacionado por el numeroso público que asistió a la plaza.
Charles A. Lindbergh luciendo con admiración el capote de paseo que le obsequió durante la corrida el diestro mexicano "Pepe" Ortiz. A su lado le acompaña el gran maestro mexicano Rodolfo Gaona. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Como dato curioso, el 1 de enero de 1928, en la misma plaza de "El Toreo", en Ciudad de México, D.F., el diestro azteca "Pepe" Ortiz fue gravemente herido en el muslo derecho, durante su faena con la muleta, por el sexto toro de la tarde, de nombre "Calzorras" de la ganadería de San Diego de los Padres. Ortiz se había constituido entre sus compatriotas en un verdadero ídolo de la torería. Alternó esa tarde, en un mano a mano con Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma".
Convaleciente, "Pepe" Ortiz de su percance, recibió un radiograma del piloto Charles A. Lindbergh, expresándole su gran dolor por la desgraciada cornada y animándole para que siguiera triunfando en la arena mientras, él lo hacía en el aire.
VISITA DE CHARLES A. LINDBERGH A VENEZUELA
El Presidente de la República de Venezuela, Benemérito General Juan Vicente Gómez en compañía del célebre aviador norteamericano Charles A. Lindbergh, durante su histórica visita al país en 1928. A la derecha: El cariñoso agradecimiento del héroe de la Aviación. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 29 de enero de 1928, se llevó a cabo la histórica visita a Venezuela del intrépido héroe norteamericano de la aviación Charles A. Lindbergh en su célebre aeronave "Spirit of St. Louis".
Los datos que aparecen en mi artículo, fueron tomados del libro "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana", escrito por mi abuelo Florencio Gómez Núñez, hijo del Benemérito General Juan Vicente Gómez, gran impulsor de la Aviación y de la Fiesta Brava en Venezuela.
El Coronel Charles A. Lindbergh salió de Washington el 1 de diciembre de 1927 con destino a Ciudad de México, Guatemala, Belice, El Salvador, Tegucigalpa, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cartagena, Bogotá y Maracay (Venezuela), llegando a esta última ciudad el día 29 de enero de 1928 y aterrizando a las 6 y media de la tarde ya a oscuras con hora y media de retardo sobre la hora prevista.
El avión conducido por Lindbergh era el mismo "Spirit of St. Louis", en el cual había realizado el fantástico vuelo en solitario de Nueva York a París, saliendo de Roosevelt Field N.Y. el 20 de mayo de 1927 y llegando a Le Bourget, París, 33 horas y media después, el 21 de mayo de 1927. Lindbergh, por su extraordinaria hazaña, ganó el Premio Orteig de $25.000 dólares.
Al aparecer el avión sobre el cielo caraqueño, salió de todas las bocas una clamorosa exclamación de alegría y entusiasmo y cuando atravesaba la capital, a una pequeña altura, todos pudieron apreciar en sus detalles el "Águila Solitaria", que pasó sobre la plaza de toros del Nuevo Circo de Caracas, repleto de concurrencia, mereciendo otra estruendosa ovación.
El campo de aterrizaje, virtualmente cercado por una enorme y clamorosa muchedumbre, fue centro de un recibimiento que tuvo el esplendor emocionante de una apoteosis. De todas las poblaciones del Estado Aragua, de Valencia, de Puerto Cabello y Caracas, incontables automóviles llenos de personas, invadían las carreteras convergentes hacia Maracay y en aquella ciudad el tráfico hacia el Campo de Aviación era imponente desde las primeras horas de la tarde.
Más de dos mil automóviles, luciendo sobre los radiadores los colores nacionales de Venezuela y Estados Unidos, se hallaban estacionados en los alrededores.
Lindbergh, apareció al fin por San Juan de los Morros en dirección a Maracay donde aterrizó felizmente. Señalaba mi abuelo Florencio Gómez Núñez en su libro: "La verdad es que si llega quince minutos más tarde hubiese tenido que aterrizar completamente a oscuras, porque dicho campo no tenía ninguna iluminación, lo que sin lugar a dudas planteaba un grave problema, ya que además la visibilidad de su avión era muy poca hacia afuera".
El "Spirit of St. Louis", glorioso avión de Charles A. Lindbergh, en los hangares del Campo de Aviación de Maracay, Venezuela. Aparecen, de izquierda a derecha: El Coronel David López Henríquez, Director de la Escuela de Aviación Militar Venezolana, Juan Vicente Gómez (hijo), José Rosario Gómez, Florencio Gómez Núñez y Arturo Uslar Pietri. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
A su llegada estaban en el campo de aviación esperándole el General Juan Vicente Gómez y su Gabinete; el personal de la Escuela y altos oficiales del Ejército; el Embajador de los Estados Unidos e integrantes de su representación y numeroso público que se encontraba en los hangares y sus alrededores. La muchedumbre emocionada corrió hacia el campo para ver de cerca al héroe y conquistador del Atlántico Norte, una vez que descendió del aparato. El General Gómez personalmente tuvo que intervenir para alejar a la gente agolpada en torno al avión. El Benemérito, saludó cariñosamente a Lindbergh y regresó con él hasta los hangares.
El Gobierno Nacional declaró huésped de honor al Coronel Charles A. Lindbergh durante su permanencia en la República. Por la noche, en la casa del Comandante Ignacio Andrade, Presidente del Estado Aragua, y de su esposa señora Servilia Gómez de Andrade, el General Gómez ofreció un espléndido baile en honor del Coronel Lindbergh.
Al día siguiente, antes de partir en automóvil para la capital, Lindbergh visitó al General Juan Vicente Gómez, quien lo condecoró con la Orden del Libertador. Durante su llegada a Caracas, Lindbergh visitó el Panteón Nacional, la Casa Natal del Libertador, el Museo Bolivariano, el Salón Elíptico del Palacio Federal y luego realizó un paseo por la ciudad. En el Panteón Nacional, Lindbergh visiblemente emocionado, ofrendó una bella corona de flores avileñas, adornada con las banderas venezolana y norteamericana ante la tumba del Libertador. En el instante de la respetuosa ofrenda fue tocado nuestro Himno Nacional. Lindbergh, antes de abandonar el Panteón, firmó el Álbum de visitantes ilustres. A su salida fue estruendosamente ovacionado por el millar de personas que anhelaban verlo de cerca.
El Coronel Lindbergh fue hospedado en la Casa España. La Sección Venezolana de la Sociedad Panamericana, presidida por Mr. Dolge, le ofreció en el viejo Country Club de La Quebradita, un fastuoso lunch, al que asistieron más de doscientas personas.
Al día siguiente asistió a una recepción bailable en el Club Paraíso que ofreció en su honor el General Juan Vicente Gómez. La nota cumbre de los festejos organizados por el Gobierno Nacional en honor del Coronel Lindbergh fue el soberbio baile. Lindbergh llegó al Club Paraíso a las nueve y media de la noche y permaneció allí hasta las once, hora en que salió de regreso para Maracay a alistarse para su partida a las 6 y 30 de la mañana para la isla de St. Thomas.
Dos mil personas fueron invitadas. En la iluminación y adornos artísticos del Club Paraíso, se agotaron todos los refinados recursos de los electricistas y floristas. Lo más granado de la política, la sociedad, la diplomacia, las letras y de la colonia norteamericana de Caracas concurrió al baile.
Después de su estadía en Caracas, Lindbergh regresó a Maracay, donde revisó y acondicionó su avión para continuar vuelo a las islas de St. Thomas, Puerto Rico, Santo Domingo, Puerto Príncipe, La Habana y la ciudad de St. Louis en los Estados Unidos, punto final de su itinerario.
Al despedirse de Venezuela, Charles Lindbergh expresó las siguientes palabras de agradecimiento:
"Deseo dar las gracias al Presidente Gómez, a los Oficiales del Ejército, a los funcionarios del Gobierno y al pueblo de Venezuela, por la acogida que tan de corazón me han hecho durante mi visita, y también expresar mi reconocimiento a la Prensa por su cooperación. Me he sentido sumamente impresionado por la manera eficaz con que fue preparado el campo de aterrizaje por el Cuerpo de Aviación Venezolana y por el comedimiento demostrado en todo momento por la ciudadanía".
Charles A. Lindbergh.
Los Presidentes de Venezuela y Estados Unidos emitieron expresivos mensajes de cordialidad:
Maracay, 31 de enero de 1928.
Excelentísimo Señor Calvin Coolidge.
Presidente de los Estados Unidos de América.
Washington.-
A las seis de esta mañana salió el Coronel Lindbergh continuando su viaje felizmente. El Gobierno y pueblo venezolano han agradecido profundamente la visita del glorioso aviador que considero como un vínculo más en nuestras cordiales relaciones. Leal y buen amigo,
Juan Vicente Gómez.
A Su Excelencia Juan Vicente Gómez.
Presidente de Venezuela.-
Deseo dar a usted las gracias por su telegrama con motivo de la visita del Coronel Lindbergh a Venezuela y asegurar a usted del aprecio de este Gobierno por la cordial recepción que le fue dada.
Calvin Coolidge.
Posteriormente, regresó otra vez Charles Lindbergh a Venezuela, el 26 de septiembre de 1929, inaugurando el primer vuelo experimental de la Compañía Aérea Comercial Pan American. Vino como piloto de un hidroavión Sikorsky S-38.
Relataba mi abuelo Florencio Gómez Núñez al respecto: "Tuve la oportunidad de volar con él en Maracay. Lindbergh me invitó para que lo acompañara a volar en el mismo avión Sikorsky S-38. Salimos del campo de aviación, sobrevolamos Maracay e hicimos un acuatizaje en el Lago de Valencia. Posteriormente, regresamos nuevamente a Maracay. Personalmente, me quedó una satisfacción muy grande, haber podido tener la experiencia de volar con Lindbergh, porque fue un excelente piloto y un auténtico héroe mundial".
Rafael Dupouy Gómez, autor del artículo, aparece junto al famoso avión "Spirit of St. Louis", que fue donado por Charles Lindbergh y se encuentra expuesto en el Smithsonian National Air and Space Museum de la ciudad de Washington, D.C. La bandera de Venezuela luce orgullosa pintada en la cubierta de aluminio del motor del avión que está decorado con los pabellones nacionales de los países que Lindbergh visitó en sus giras por el mundo. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Charles Lindbergh, falleció de cáncer en Hawaii, el 26 de agosto de 1974, a los 72 años de edad.
Nuestro país fue honrado en 1928 con su histórica visita. Lindbergh logró conquistar y entusiasmar al mundo entero, fomentando la importancia del desarrollo de la aviación.
Rafael Dupouy Gómez
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