Son los tránsfugas, de mucha semejanza a los dirigentes que van de un bando para otro en el mundo político.
por: Giovanni Cegarra
Lo del toro da para todo, quita y pone, da gloria, sabores y sinsabores, e igualmente por años. Es también cuna de esos, que lo usan para darse coba, figurón, sacar provecho para sus intereses particulares grupales, con cara bien lavada de que trabajan por lo taurino, van de un lugar a otro, traicionando no solo a quienes le rodean sino a la propia esencia de nuestra Fiesta Brava.
Son los tránsfugas, de mucha semejanza a los dirigentes que van de un bando para otro en el mundo político y así también los tenemos, en el mundo del toro venezolano, elementos de baja estampa que traicionan la lealtad que supuestamente, le confiesan y deben a la Fiesta Brava.
No es nada nuevo ni viejo, el accionar de estos elementos, ahí han estado, desapercibidos, beneficiándose de lo taurino de manera inconfiable, bajo una bandera que pintan de intocable, van de un lado para otro, como tránsfugas que son, vocifereando a los cuatro vientos, que su trabajo es único y sacrificado por nuestra Fiesta Brava venezolana, lo que no se lo creen ni ellos mismos, ni el propio diablo les cree.
Pues nada, al que le caiga el guante que lo plante; claro, si tiene la suficiente entereza y vergüenza para recogerlo, con Dios y punto.
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