José Antonio Salas forma parte de esa estupenda cantera de novilleros en los cuales la afición tiene depositadas, con muchos fundamentos, sus más sólidas esperanzas. Foto: Comana
por: Víctor Ramírez “Vitico”
José Antonio Salas forma parte de esos novilleros que están llamados a ser el relevo generacional de la torería venezolana. Por concepto, hondura, clase y expresión este torero debe llegar, si los hados de la fortuna no le son esquivos, a un lugar importante dentro del escalafón mayor en unas temporadas.
Proveniente de una familia con mucha afición, el joven Salas sintió muy pronto el llamado del toreo, al cual ha dedicado buena parte de su vida. Toreando poco, como es norma en nuestro país, y con alguna incursión en el extranjero, este novillero ciertamente es un buen torero, que sólo necesita torear más para terminar de cuajarse.
La temporada de 2017 es crucial para el futuro de este espada, que ya debe ir pensando en retos de mayor envergadura de cara a una posible alternativa. Anunciado en las dos principales ferias de la temporada en sendas novilladas, tiene en San Cristóbal y Mérida los escenarios perfectos para dar como dicen los taurinos un “golpe en la mesa” que le sirva para el despegue definitivo, sin obviar la opción de acudir a otros países a hacer campaña, lo cual forja y curte a los toreros.
José Antonio Salas forma parte de esa estupenda cantera de novilleros en los cuales la afición tiene depositadas, con muchos fundamentos, sus más sólidas esperanzas.
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