Astolfo Núñez (izq), tachirense por adopción, quien siempre apoyó a Rincón, tuvo el privilegio de presenciar el festejo. Foto archivo: el mundo.es
*** A 30 años de aquella gesta que lo catapultó.
Seguramente César Rincón jamás pensó, cuando trenzaba el paseíllo en Las Ventas aquel lejano día de 1984 cuando confirmó la alternativa, que sería figura del toreo haciendo historia en esta plaza. Ambas cosas por entonces eran una quimera para el joven colombiano, que sin suerte en ese momento, volvió a su país a forjarse el oficio por los pueblos y ferias de la bella Colombia.
En 1991 volvió a Las Ventas con un amplio bagaje, para estar muy bien con una corrida de Celestino Cuadri que le valió para firmar el valioso contrato del 21 de mayo donde cuajó primero a "Barbero", número 41 negro listón, con 490 kilos; saludó una gran ovación en los medios al término de la faena. En el sexto lugar, a "Santanerito", número 40, negro listón chorreado con 542 kilos, le cortó las dos orejas; ambos toros eran de Herederos de Baltasar Iban.
Así empezaba la apoteosis de 1991, con otras tres puertas grandes consecutivas. Pero la quinta salida a hombros pudo llegar el inmediato 25 de mayo de 1992 cuando vestido de caña y oro con remates negros, cuajó una gran faena a un toro de Marqués de Domecq; pero pinchó, por lo cual dio la vuelta al ruedo.
Ausente de San Isidro en 1993 por la cornada sufrida en Sevilla, regresó a Las Ventas el 1 de octubre, vestido de berenjena y oro, cortando la oreja de su primer toro de El Puerto de San Lorenzo.
En 1994, en su primera tarde en San Isidro, vestido de azul marino y oro, dio una vuelta al ruedo con un toro de Marqués de Domecq; y el día 7 de junio, ataviado de blanco y oro, se enfrentó con el fiero "Bastonito" de Baltasar Ibán, al que cortó una de las orejas más valiosas de su carrera.
En 1995 con "Emplazado", de Hnos. Astolfi, logró su quinta puerta grande, vestido de verde oliva y oro, tras una gran faena rematada de excepcional estocada recibiendo.
El 19 de mayo de 1997, de azul marino y oro dio una vuelta al ruedo tras cuajar un toro de Valdefresno de nombre "Canito" negro con 534 kilos.
Tras su forzosa ausencia de los ruedos, volvió a Madrid el 17 de abril de 2004 en el festival homenaje a las víctimas de los atentados del 11M. Cortó las dos orejas a un toro de Alcurrucén; ese año, el 26 de mayo, lidió a "Chiflado" un toro espectacular que no bueno de Torrestrella al que lució en la larga distancia; pero luego tenía mal estilo una vez perdida la inercia y hasta una voltereta le pegó tomando el público partido por el toro.
Abrió su sexta puerta grande el 18 de mayo de 2005, vestido de celeste y oro, tras pasear sendas orejas de dos toros de Alcurrucén. El 26 de mayo de ese año, ataviado de verde oliva y oro, cortaría su última oreja en esta plaza a un toro de Jandilla en la Corrida de la Prensa.
Su última tarde en Las Ventas fue el 8 de junio de 2007, lidiando un toro de José Luis Pereda y otro de Moisés Fraile alternando con Morante de la Puebla y César Jiménez.
César Rincón en números
El Maestro toreó en Las Ventas 30 corridas de toros, en las que cortó 16 orejas, dio 3 vueltas al ruedo sin cortar trofeos, estoqueó 63 toros y abrió la puerta grande 6 veces, así como cortó dos orejas en un festival. Alternó con 34 matadores de toros, siendo Enrique Ponce con el que más toreó con ocho tardes y una en el festival; Curro Vázquez con cuatro; José Ortega Cano, Manuel Jesús "El Cid" y José Tomás con tres; Pablo Hermoso de Mendoza es el único rejoneador con el que César compartió cartel en corrida de toros.
Fue padrino de confirmación de alternativa de cinco toreros: Raúl Zorita, José Ignacio Sánchez, Eugenio de Mora, Eduardo Gallo y Miguel Ángel Perera. Como testigo, actuó en las confirmaciones de David Luguillano y Jesús Janeiro "Jesulín de Ubrique".
Tres mano a mano toreó en Madrid: uno con José Ortega Cano y dos con Enrique Ponce.
Actuó en dos Goyescas en los años 1997 y 1998; en cuatro corridas de Beneficencia en 1991, 1992, 1995 y 1999.
Esto ha sido un breve resumen; así fue el paso del diestro bogotano por esa plaza que le dio todo y a la que él entregó todo: Las Ventas, que le ha visto salir de nuevo a hombros de sus compañeros.
Los sueños se cumplen y César Rincón es el ejemplo viviente. Por eso esa célebre frase "de Madrid al cielo" es sin duda el colofón de la gran historia de un torero que nació para ser un triunfador.
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