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26/7/20

Rafael El Gallo: Con el poder en el poder

Foto: todocoleccion.net

por: Víctor José López EL VITO - blog elvitoalostoros

Cuando Rafael el Gallo viajó por vez primera a Lima lo hizo en 1921. Su hermano Joselito, había muerto. Fue al Perú contratado para la temporada del 21 y 22 en Acho, ya que la de Lima era para la época una plaza con muy bien ganada fama, sustentada por la entendida afición limeña y porque en América era con El Toreo de La Condesa en México la plaza donde se reunían las figuras más importantes del toreo ibérico.

El debut de Rafael el Gallo en el Perú fue el 18 de diciembre de 1921. Dejó en su visita detalles de su expresión, sin llegar a dar señales de su perfil lleno de contrastes.
Para su segunda actuación ante la Afición del Rimac las cosas no anduvieron bien. El público limeño en esta oportunidad le rechazó con manifestaciones de enfado. Así que, sin convencer a la enterada y exigente afición de la virreinal ciudad, llegó la tercera presentación del polémico diestro en Lima. Aquella tarde, primero de enero de 1922, cuando Lima festejaba la entrada del nuevo año con atractivo cartel en Acho, que anunciaba a Rafael Gómez Ortega con el muy joven Manuel Jiménez Chicuelo y toros españoles, se vistió Acho con mantones de manila, flores y guirnaldas, la plaza engalanada en homenaje a la presencia del Presidente de la República, Augusto B. Leguía. Un histórico político peruano, que gobernó la nación durante 11 años consecutivos gracias a tres triunfos electorales.
 Leguía modernizó la capital, con importantes obras públicas inauguradas durante 1921. Conmemoración del Centenario de la Independencia del Perú, una celebración que Lima festejó entre grandes eventos con la temporada taurina de 1021 – 1922.  

Aquella tarde del primer día de Año Nuevo, rodaba con buenos detalles de El Gallo y labor muy aplaudida del muy joven Manuel Jiménez Chicuelo que en anteriores presentaciones había enamorado a la afición del Rimac con su mensaje renovador, de profunda expresión revolucionaria post belmontista como, años más tarde lo haría en México con Dentista de San Mateo, en Madrid con Corchaito de Graciliano, y en Maracay con Carpintero de Antonio Pérez.

Cuenta el cronista Aurelio Miró Quesada Sosa que, en el quinto toro de la tarde, un toro de Salas que le correspondió El Gallo, ocurrió algo nunca visto en el Perú, gracias a que el hijo mayor de la señora Gabriela hizo gala en su más inspirada expresión. Lo que calificaría el gran Gerardo Diego como una faena “del barrido desmayo”. Faena considerada inolvidable por quienes fueron testigos de su ejecución.

-Cuando cayó el toro- escribió Miró Quesada-, que cayó de una certera estocada, cientos de aficionados se lanzaron al ruedo a levantar a hombros al diestro. Se le concedieron las dos orejas y el rabo y la corrida se suspendió un largo rato pues el presidente de la República, Augusto B. Leguía invitó a El Gallo para que subiera a su palco a tomar una copa de champaña. Los cronistas de la época afirmaban que esa invitación no tenía antecedentes en el Perú. -Fue la tarde de la apoteosis de El Gallo en Acho, agrega Miró Quesada, que ocupa lugar de privilegio en nuestros anales taurinos.
Luego de su temporada en el Perú, ungido por el presidente Leguía, embarcó en El Callao para viajar a Panamá, y de Panamá a Venezuela para cumplir compromisos adquiridos en plazas de Venezuela.

Estos son, los carteles de sus temporadas:

5 DE MARZO DE 1922, en el Nuevo Circo de Caracas mano a mano con Manuel Álvarez Andaluz. Los toros de debut fueron toros criollos del ganadero Gorrín.

12 DE MARZO de 1922 con Ángel Rodríguez Angelete en la segunda. El Gallo, que le cortó una oreja al segundo toro de la tarde.

26 DE MARZO Arenas de Valencia 1922, presentación de El Gallo en Valencia. Mano a mano con Manuel Álvarez Andaluz y sobresaliente de espadas Rafael Ortega Cuco.

9 DE ABRIL Circo Metropolitano 1922, Caracas. Ocho toros de Gorrín, con Ángel Fernández Angelete, Machaquito de Sevilla y Julio Mendoza… Tarde de escandalosas espantadas

En México, donde El Gallo hizo campaña en 1923, reapareció el 7 de enero en la plaza de toros de El Toreo en México D.F. Tarde memorable, en donde ocurrió un tercio de banderillas histórico. Ante su segundo toro, cuarto de la tarde, “El Gallo” invitó a banderillear a los diestros Rodolfo Gaona y Manuel García “Maera” quienes colocaron en conjunto tres pares fenomenales. Luego, en el quinto toro de la corrida, Gaona invitó a los alternantes, repitiendo un brillante tercio de banderillas. “El Gallo” clavó excelente par al cuarteo; “Maera” puso un excelente par de frente y Gaona un par colosal cerrado en tablas. Los tres recibieron una fuerte ovación. Las reses pertenecieron a la ganadería mexicana de Atenco. Rodolfo Gaona y “Maera” fueron los triunfadores al cortar las dos orejas y rabo a uno de sus toros.

Su reaparición en Venezuela fue la tarde del 3 de 1924 en Caracas, en el Circo Metropolitano con Julián Sáinz Saleri II, mano a mano y con toros de La Providencia, la ganadería que fuera de José Vicente Gómez Bello, hijo mayor del presidente de la República que llegó a ser vicepresidente de Venezuela. La Providencia, ganado media casta, de don Raimundo Fonseca, divisa gualda y rojo. El Gallo realizó faenas de asombro, banderilleó colosalmente y mató con decisión. Le fueron concedidas tres orejas y un rabo y salió a hombros de la plaza y fue paseado por las calles de Caracas. 

¡El Gallo, con el poder en el poder!

El gran aficionado e historiador del toreo nacional, Rafael Dupouy Gómez, en un estupendo reportaje publicado en Venezuela Taurina, recuerda los conversado con su abuelo don Florencio Gómez Núñez, que en su dilatada y muy productiva vida taurina vivió muy cerca las experiencias del hijo de don Fernando y la Señora Gabriela:
 - Mi abuelo, escribe Rafael Dupouy Gómez, Florencio Gómez Núñez, siempre lo recordaba con cariño, señalando: “Con Rafael Gómez Ortega “El Gallo” tuve muchísima amistad, contaba don Florencio, porque “El Gallo” pasó como dos años viviendo en Turmero, en la hacienda “La Providencia”. Él se quedó mucho tiempo en Venezuela acompañando a don Raimundo Fonseca, probando y viendo cómo podía formar una ganadería de casta en el país. “El Gallo”, le había regalado dos toros de Veragua de nombres “Pucherero” y “Peonío” para fundar la ganadería de “La Providencia”, que luego adquirió mi hermano José Vicente Gómez y posteriormente nosotros, los hermanos Gómez Núñez, para refrescar su sangre con nuevos sementales.

Rafael Gómez “El Gallo” cuando se confiaba con un toro era un torero excepcional, con una gracia, un temperamento, una finura y además él se ponía más cerca que nadie, cosa que era muy difícil porque ocurría en pocas ocasiones. Fue un gran matador de toros, pero bastante supersticioso. Cuando no veía claro al toro, se tiraba de cabeza al callejón, de allí sus célebres “espantás”. Lo metían muchas veces preso para salvarlo de la ira del público, porque “El Gallo” era sumamente descarado. Como persona era muy gracioso, sumamente vivo, un hombre bastante agradable y que hablaba sabroso de toros.

Yo tuve la oportunidad de verle torear muchas veces. Recuerdo una tarde en el Circo Metropolitano de Caracas, el domingo 3 de febrero del año 1924, con toros de la ganadería de Porfirio Torres “El Mexicano”. “El Gallo” estuvo fenomenal, fue una corrida memorable para los aficionados caraqueños. Realizó faenas de asombro, banderilleó estupendamente y mató con arrojo y decisión. Por su brillante actuación, le concedieron tres orejas y un rabo, siendo paseado a hombros por las calles de Caracas. Conservo una crónica muy interesante de Henrique Chaumer “El Marqués de los Morrillos”, que relata la histórica presentación del “Divino Calvo”:

Crónica Por: Henrique Chaumer “El Marqués de los Morrillos”

“La tarde del domingo 3 de febrero de 1924, será inolvidable para la afición caraqueña, como que marcará época en los anales taurinos de Venezuela. Dos grandes figuras del toreo, El Gallo y Saleri II, dos de los que han fatigado a la gloria con sus triunfos, celebraron una sesión de arte para deleite de los que aman esa emoción deliciosa, esa fruición especialísima que produce la estética en cualquiera de sus manifestaciones. Desde que al aparecer el primer toro vimos que Rafael “El Gallo” no dejó que se lo corrieran y se fue a él, decidido, dijimos: éste arma la escandalera padre; y así fue. ¡Qué verónica de rodillas, qué faroles, reboleras y verónicas! Luego con la pañosa, que serenidad, cuanto arte, dominio, valentía; y por si fuera poco se arrancó bien en los tres pinchazos que dio. El concurso aplaude entusiasmado y el circo se estremece como si lo sacudiera un temblor. Ha empezado una gran tarde.

En su segundo, “El Gallo” da una serie de verónicas que son una verdadera lección de cómo se ejecuta esta suerte, hoy tan mixtificada. Aguanta, templa y manda con una suavidad, con una naturalidad pasmosa; da la sensación de que estuviera en una academia ante un toro de paja. ¡Qué distintas éstas a las que vemos en la mayor parte de las corridas!

Con la muleta hace a este toro una faena magistral en que sobresalen unos ayudados por alto con los pinreles atornillados en el suelo; cinco cambiándose el pañuelo por la espalda, unos de pecho que liga con otros tantos naturales, majestuosos, imponentes y aderezando la faena con esa solera torera que nadie, absolutamente nadie, puede imitar; continúa el curso taurino en medio de la música y la frenética ovación que no se ha interrumpido desde que abrió la franela. Ha hecho esta faenaza en un palmo de terreno, dominando, mandando y para coronar labor tan maravillosa, logra una gran estocada que pone a rodar al toro como una pelota. Orejas, rabo, vueltas al anillo devolviendo miles de estaches.

Hay que hacer constar que cuando “El Gallo” se perfiló para entrar a matar, el público le pidió que siguiera toreando, y es que son contadas las veces que disfrutamos de canela tan fina como ésa. Los que vemos de toros, echamos de menos, constantemente, el toreo verdad, ese toreo artístico sin trucos, sin ventajas ni contorsiones; por eso nos entusiasmamos con Bienvenida el 2 de septiembre y el día de su beneficio; por eso aplaudimos a Carnicerito sus emocionantes faenas de muleta y sus enormes estocadas; por eso nos electriza Rafael Gómez, “El Gallo”, con las filigranas de su capote y las pinturerías de su mágica muleta.

En su tercero estuvo ¿quién lo duda? Temerario, pues citar sentado en una silla, para torear de muleta, y avanzar a medida que el toro retrocede, hasta meterse en los terrenos del enemigo, es sencillamente una temeridad. Como el morucho no atendía, se puso de pie y volvió a poner cátedra de toreo, con pases por alto con la derecha, sacando la franela por la penca del rabo; unos naturales, doblando la cintura, pasándose todo el toro, ligando, quieto, erguido, dominador, con los pies completamente juntos y sin perder ni un centímetro de terreno. Se arranca en corto y mete una de efecto fulminante. La ovación es inenarrable; algunos, entre ellos el suscrito, se quedan afónicos a fuerza de aclamarle. Sale varias veces a los medios ante la insistencia del soberano, cada vez más entusiasmado.

Puso dos pares de trapecio, uno al segundo y otro al sexto, que fueron un portento de ejecución y unas joyas como colocación. Como se ve, “El Gallo” se ha mostrado en toda su grandeza como torero, banderillero y matador. La afición desea ver a “El Gallo” alternando con Bienvenida. Don Manolo es el único que puede presentar pelea al hombre del ki-ki-ri-quí, pues los demás tienen un estilo muy diferente”.

Temporada de Rafael El Gallo de 1924 en plazas de Venezuela:

10 DE FEBRERO 1924 Circo Metropolitano, toros de La Providencia  para El Gallo y Saleri, toros muy mal presentados

17 DE FEBRERO 1924 Nuevo Circo de Caracas Rafael el Gallo y Eleazar Sananes, mano a mano con toros de Raimundo Fonseca.

21 DE FEBRERO 1924, Turmero, festival benéfico mano a mano con Carnicerito de Málaga.

6 DE ABRIL CIRCO METROPOLITANO 1924, Caracas en un mano a mano con la figura histórica de Venezuela, Eleazar Sananes Rubito, con cuatro toros de Gamero Cívico.  Los toros para el mano a mano El Gallo Rubito fueron cuatro toros criollos y dos del Duque de Veragua.

20 DE ABRIL CIRCO METROPOLITANO 1923, en corrida competencia de ganaderías, con ejemplares de Veragua y Duque de Tovar. Mal, muy mal los dos toreros.

26 DE ABRIL CIRCO METROPOLITANO, 1924 Corrida a Beneficio de Felipe Reina Niño de Rubio, Rafael el Gallo, Manolo Bienvenida, José Sánchez Hipólito y Julio Mendoza.

8 DE JUNIO CIRCO METROPOLITANO 1024, Rafael el Gallo y Julio Mendoza. El triunfador fue El Negro Julio, que le brindó el toro del éxito al cronista El Marqués de los Morrillos, decano de los críticos taurinos de Venezuela

22 DE JUNIO 1924 Nuevo Circo de Caracas Rafael el Gallo, Eleazar Sananes Rubito y Julio Mendoza que fue el triunfador de la tarde al cortar una oreja y ser ovacionado toda la tarde. Julio Mendoza, “El Negro”, torero que formaría la pareja angular de la fiesta de los toros con Eleazar Sananes Rubito, le brindó la muerte del toro del éxito al Marques de los Morrillos decano de los críticos taurinos venezolanos.

Fue esta del 22 de junio del 24 la corrida de la despedida de Rafael Ortega Gómez “Gallito” de los ruedos venezolanos... Pero Rafael el Gallo permaneció en Venezuela, en Turmero, como nos relata don Florencio Gómez en el artículo publicado por su nieto Rafael Dupouy. 
Vivió invitado por el presidente de la República, general Juan Vicente Gómez, igual que en Maracay vivió en 1919 Juan Belmonte que se alojó en la casa de Alí Gómez Bello, el hijo que murió durante La Gripe Española. El Gallo vivió un par de años entre nosotros, metido en tierra de Aragua adonde la pesquisa de Francisco Aguado, maestro del periodismo y biógrafo de Joselito, no ha podido encontrar sus huellas. 
Fue aquel año de 1923, cuando desaparece El Gallo fue a México y el año de 1925 cuando firma el óleo el pintor venezolano R. Richiardi, dedicado al empresario y aficionado taurino Ernesto Luis Branger como un presente del genial torero al amigo.

Pasado el tiempo, una noche de muy grata tertulia en México con el maestro José Alameda, reunión de amigos en el Bellinhausen de la Calle de Londres, escribiendo estas líneas me viene a la memoria la anécdota del Maestro Pepe Alameda. Presente en la reunión mi compadre Raúl Izquierdo. La tertulia decantó por el misterioso, aunque muy recurrido tema de los dineros de los toreros. Surgió en la memoria de Pepe Alameda su primera, y única reunión con Rafael el Gallo en 1957 en la calle de Tetuán, Sevilla. Recordaba Alameda que El divino calvo se levantó de su silla para saludarle, ofreciéndole un puro y, como el poeta y escritor se excusara de aceptarlo, le dijo el genial torero, con cierta jactancia infantil: “Tómelo usted sin cuidado, porque tengo más”. El amigo que me lo había presentado, agregó Alameda, un amigo íntimo suyo, puso su mano como un reproche en el brazo de Rafael: “Mentira, es el único que te queda, guárdatelo”.

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