24/7/20

Hay que rescatar la emoción

Alejandro Talavante, un torero emocionante. Foto: diariocordoba.com

por: Víctor José López EL VITO - blog elvitoalostoros

El mal uso del léxico taurino provoca entre los aficionados algunas confusiones. Hablamos por ejemplo de la palabra casta, la que confunden con bravura y hasta con genio.
Como en los toros la palabra bravura es un simil del talento humano, exagerando por supuesto, don de privilegio, hablemos primero, y brevemente de casta.

Casta es “linaje”.  Ea decir que tiene que ver con la linea de ascendencia o descendencia de los hierros y divisas ganaderas. Los encastes integran el conjunto de caracteres originarios que recibe el toro de lidia, independientemente que se manifiesten en su comportamiento.

La expresión  más divulgada hoy día, si el toro  tiene poder, lo denominamos de casta,  con casta o encastado. Lo que da cabida a las calificaciones de buena o de mala casta, y en Venezuela donde tenemos muy fresca la memoria con los toros criollos, nos referimos a toros de casta, media casta cuando hay un cruce y criollos o cuneros como han sido denominados en otras naciones taurinas.

La casta y la bravura como bandera en la búsqueda de una Fiesta plena de emoción. Este es el decálogo de Víctorino Martín Andrés sobre su historia como ganadero y sobre el espectáculo taurino

1. "Lo primero que intento transmitir es que el toro tenga casta, que sea bravo en el caballo, que embista por derecho sin derrotar y metiendo los riñones, que tengan fiereza y nobleza. Pero que no embista en tonto, sino en bravo".

2. "Han inventado el toro fácil y sin emoción. Y eso no es la Fiesta..."

3. "Yo no digo que sea mejor o peor ganadero, solo que mi ganadería es distinta. Yo soy yo, y por desgracia ahora salen demasiados toros iguales".

4. "Aquí no hay ninguna receta secreta, solo criar el toro bravo, el elemento primordial sobre el que debe girar la Fiesta".

5. "En el campo solo ganan dinero los futbolistas".

6. "Me encanta que me apoden el Paleto de Galapagar, porque soy de pueblo y porque en los toros solo nos han llamado paletos a Domingo Ortega, un monstruo del toreo, y a mí".

7. "A las figuras del toreo nadie les ha regalado nada, lo son por algo, y cualquiera de los que están arriba puede cuajar un toro mío, pero, en general, mis toros los matan otros toreros que no son figuras del toreo, pero que en muchas ocasiones están tan bien o mejor que ellos".

8. "La sociedad debería aprender del toro, de su simbología y su rito".

9. "Las Ventas siempre será mi plaza, la más exigente. Que me perdonen las demás, pero Madrid es Madrid".

10. "El espectáculo sin emoción, no sirve".

Victorino Martín García, hijo del Paleto de Galapagar, responde a la pregunda cómo define bravura: es “la capacidad del toro de luchar hasta el final con poder, fiereza y nobleza, porque la bravura sin nobleza no es bravura, sino fiereza. Para explicarlo de otra forma y comparándolo con un coche, la bravura o la casta es el motor y la nobleza son las ruedas y el volante, sin los cuales sería imposible conducir. Por eso los dos elementos son fundamentales, de otra forma este coche no iría a ningún lado y el toro quedaría en una fiera indomable a la que no se le podría torear”.

No queda la menor duda de que don Antonio Llaguno fue un genio de la intuición genética. Sus primeras lecciones in situ -allá en san Mateo– le dan clara idea del porvenir que se trazó   Para 1906 lo que criaba Antonio Llaguno González eran toros criollos, frutos seguramente de aquellas reses facilitadas por su propio padre y por vecinos del Barranco y Santa Cruz, seleccionándose finalmente 30 vacas a las cuales cruzaron con un toro criollo, del Barranco. Todo esto a fines del siglo XIX. Volvemos a reiterar: tal esfuerzo demostró que el señor Llaguno era tan buen ganadero de criollo como lo fue más tarde con el ganado de bravo. Sobre sus hombros, igual que sobre los hombros de la familia González de Piedras Negras, descansa más de un siglo de bravura en el toreo mexicano.

Toro de lidia en el ruedo
Foto: amqueretaro.com

Para el ganadero de La Joya, José Antonio González Esnaurrizar.
“El genio es una acometividad, una bravura no depurada, movilidad incómoda de reacciones imprevistas y hasta molestas para el torero. La bravura es algo que los ganaderos tienen que moldear, para que la acometividad sea franca, clara, con fijeza y metiendo la cabeza a los engaños”,

Marco A. González Villa, ganadero de Piedras Negras: “De la bravura extraes lo que quieras” y es que se pueden obtener bondades del toro para beneficio de la fiesta. Un toro bravo puede transmitir clase y calidad, términos que van ligados.

La nobleza, que es la parte donde el toro persigue los engaños hasta el final, le permite al matador torear y expresarse; mas no es un toro que pase sin representar mayor peligro. La bravura transmite emoción, muchas veces la mansedumbre provoca peligro y despierta morbo, o desinterés por su falta de acometividad. El toro de lidia trasmite, cuando el espectador se fija en el comportamiento del toro y en lo que está pasando en el ruedo. Más allá si el ejemplar tiene una buena condición por el pitón derecho o izquierdo, cuando hay un toro bravo en la arena siempre transmitirá emoción a los tendidos. Y eso será en beneficio del espectáculo.

En una ponencia titulada “Tesis cultural de la bravura”, presentada en el VIII Congreso Mundial de Criadores de Toros de Lidia (Aguascalientes, México), Jorge Ramón Sarasa Juanto, un pamplonés genial definió su criterio, claro y preciso en torno al concepto bravura: La bravura también puede definirse como el desarrollo obtenido al seleccionar la capacidad de acometer: la fiereza seleccionada y orientada hacia la nobleza. O sea, la bravura encaminada hacia la creación de belleza.  

Rodrigo García González-Gordon, en su trabajo “La evaluación estandarizada de la bravura”  sistematiza bravura, diferenciando hasta 8 componentes específicos: “la bravura es un concepto multifactorial que engloba ocho dimensiones. Así, un toro bravo se caracteriza por la persistencia de su atención en los estímulos visuales y auditivos que se le presentan:

(1. Fijeza), debiendo mantener un nivel de actividad constante pero sometida a unos ritmos y pausas

(2. Movilidad).Para facilitar la evaluación, consideramos conveniente distinguir entre la acometividad y la embestida.

(3. Acometividad) se refiere a la arrancada, es decir, la primera parte de la embestida. El concepto propiamente de embestida lo hemos reservado para cuando el animal se encuentra dentro de la jurisdicción del lidiador, ya sea en el caballo

(4. Embestida en el caballo) o en los engaños

(5. Embestida en los engaños). Asimismo un toro bravo debe reunir requisitos de poder, vigor, robustez y resistencia, no cayéndose durante la lidia

(6. Fuerza), una embestida recta y embebida en los engaños caracterizada por la claridad y franqueza

(7. Nobleza) pero sin perder por ello la combatividad, el ímpetu, la codicia y en resumen, 

(8. Fiereza)”.
Bravura es la capacidad de acometividad con potencia, resistencia y nobleza. Va de menos a más. El hecho de acometer y de acudir al cite es lo que caracteriza al toro de lidia… Bravura es la capacidad de acometividad con potencia, resistencia y nobleza. Va de menos a más. El hecho de acometer y de acudir al cite es lo que caracteriza al toro de lidia para el autor e investigador don Cesáreo Sanz Egaña que afirma que “en el cuadro de la zoología, el toro aparece como un animal cobarde… la timidez rebasa fácilmente al miedo y el toro es un animal miedoso … el toro acomete a los objetos o seres móviles por miedo”. Agrega que “la bravura es un instinto ofensivo; mejor un instinto de liberación”.

Pepe Alameda, periodista, poeta y escritor fundamental en la Fiesta; "Sin la bravura del toro la fiesta es una comedia

Gregorio Corrochano, maestro de la crónica taurina, la considera como el grado superlativo del instinto, modificable por las incidencias de la lidia.

Fernández Salcedo entiende que es permanente y no constante, variado con la edad y pudiendo variarse el concepto con los tiempos.

Domingo Ortega opinaba que la bravura no es un instinto de defensa, sino de ataque y lo asocia también a la edad del toro.

Álvaro Domecq Diez estima que es como un explosivo o una llamarada. La bravura, primero instinto de defensa y luego mantenida ha terminado siendo una misteriosa cólera.

Juan Pedro Domecq define la bravura como la capacidad de luchar del toro hasta su muerte, opina que no se puede hablar de lo bravo que es un toro sólo como se emplea en el caballo o en la muleta, sino durante toda la lidia.

Fernando Domecq considera que el toro bravo demuestra su bravura si es capaz de estar acometiendo durante toda la lidia. Lo fundamental para él es que la embestida vaya detrás de la muleta y quiera cogerla, pues hay una gran diferencia con el toro que pasa, y aunque se le adelantara excesivamente, siga el mismo ritmo.

Samuel Flores entiende la bravura como consecuencia del perfecto equilibrio entre la mayor agresividad y la mayor lidiabilidad posibles, el toro es bravo cuando, junto a toda la fiereza posible, se entrega con tal intensidad que se vuelve noble y conducible por el torero.

Juan Pablo Jiménez Pasquau, el toro bravo es aquel que tiene una entrega total en la pelea con el caballo y en la muleta.

Eduardo Miura opina que es bravo aquel toro que cumple en varas; que sea en este tercio bravo, alegre y duro y que tenga en los demás, clase y calidad para que pueda estar bien el torero.

Paños Martí define la bravura como un carácter genético hereditario … Hay que hacer dos apuntes, primero que la bravura es un carácter contenido, es decir, que el toro bravo no se manifiesta ante la presencia humana, y no necesariamente siempre, sino exclusivamente cuando el hombre penetra en el terreno del toro bravo…. El grado de bravura lo evaluamos cuando el toro se encuentra a solas frente al hombre, por medio de la manifestación más inmediata que es la embestida o acometida.

Hoy, como nos dijo Paco Aguado en la Tertulia de Ventaurinos, el toro es muy bravo, más bravo que nunca. Tiene hermosa lámina y alcanza romanas inimaginables. Hoy, agregamos nosotros, junto al toro ha evolucionado la técnica de la lidia y entre tanto desarrollo evolutivo se va qudando en la encunetada del camino de la fiesta la emoción del toreo.
Habrá que rescatarla, a la emoción, en defensa de la existencia de la Fiesta de Toros.

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