2/5/15

Pellizquémonos…

En la fiesta campera del pasado jueves 30 de abril, en la plaza de Mérida, pocos comentaban el delicado estado actual de nuestra fiesta. Foto: Vitico

por: Víctor Ramírez “Vitico”

Dormimos el sueño de la ignominia taurina, porque, tal y como están las cosas, pareciera que aquí no pasa nada. Sólo unas pocas voces claman en el desierto, lideradas por Rafael Escalona, que como los toreros bravos se enfrenta con valor a los antitaurinos, a las dificultades, a la desidia de muchos representantes del sector taurino.

En la fiesta campera del pasado jueves 30 de abril, en la plaza de Mérida, donde el novillero José Antonio Salas lidió dos novillos, pocos de los allí presentes comentaban el delicado estado actual de nuestra fiesta, el resto parecía estar como en los mejores tiempos de la tauromaquia en Venezuela. Desde luego, es para quedarse de piedra, porque no se notaba un ápice de preocupación. Aquí la ecuación nos dice que no se dan cuenta de que el problema es serio o peor aún, que no quieren verlo.

El descenso de festejos en Venezuela es enorme, antes Nelson Arreaza, que ha sido el mayor estadístico en la historia del toreo en nuestro país, tenía trabajo de sobra, y para hacer el resumen de cada temporada empleaba buena parte de su tiempo; quienes hoy llevamos esas estadísticas las podemos hacer perfectamente en medio día. Por ahí van los primeros indicios de que esto está en horas muy bajas, pero por lo visto, a pocos importa.

Pellizquémonos para despertar, unamos nuestras fuerzas, aunque sólo sea por una vez, porque el viejo refrán del camarón que se duerme, tristemente se está cumpliendo…

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